Una semana con sabor a reencuentro

Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello

Entre luces suaves y aromas que despiertan la memoria, el Hotel InterContinental Buenos Aires renueva su invitación a detener el tiempo. Durante cinco días, del 16 al 20 de julio, transforma sus espacios en escenarios de reencuentros, como si la ciudad se abriera en pétalos de conversación, risas y brindis. La excusa: celebrar la amistad. El medio: la gastronomía. El resultado: momentos que se vuelven recuerdo.

Un hotel que late como café de esquina

En un rincón donde la ciudad respira con más pausa, el Café de las Luces y el restaurante Flora dejan de ser simples nombres en una carta para convertirse en anfitriones de una experiencia. Desde el miércoles y hasta el viernes, la propuesta se extiende de 18 a 22 h como una sobremesa prolongada. Allí, Flora se viste de encuentro: mesas cálidas, luces ambarinas, música que acompaña y dos propuestas que tienen algo de ritual contemporáneo. Una burger artesanal que se abraza con una pinta o un gin tonic pensado para acompañar las charlas que no apuran. O un vermouth que se recuesta sobre dips que saben a casa de abuela y bodegón viajero.

Es una pausa que no se vende, se comparte. Una manera de resistir al vértigo de la semana desde el corazón de una ciudad que no duerme, pero que sabe cómo regalar instantes.

El domingo se escribe en clave de té

Y si la semana se celebra con brindis, el cierre pide ritual. El domingo 20, el Lobby Lounge y el Café de las Luces se preparan para algo más íntimo: un té de la amistad. Allí donde la ciudad baja el volumen, la mesa se convierte en un puente. La selección es delicada como una carta manuscrita: domos de chocolate y panna cottas que rozan la infancia, sandwiches donde cada capa cuenta una historia, copas que no necesitan brindar fuerte porque el silencio también celebra. La música en vivo del maestro Adrián Altmark al piano completa la escena como si fuera una película que uno quisiera pausar para quedarse un poco más.

No es una propuesta más, es una promesa cumplida: la de volver a encontrarse, la de reconocerse en el otro. En cada detalle –del hojaldre que se deshace hasta la copa de espumante que marca el inicio del reencuentro– se percibe la intención de un hotel que no ofrece solo un servicio, sino un refugio.

Donde todo vuelve a empezar

El InterContinental Buenos Aires no se limita a alojar viajeros. Se ofrece como un lugar donde también los porteños pueden ser huéspedes de su propia ciudad. Un rincón que entiende que celebrar la amistad es, al fin y al cabo, otra forma de celebrar la vida. Esa que pasa sin que nos demos cuenta, hasta que alguien sugiere un brindis, una canción, un plato compartido. Entonces el tiempo se detiene. Y la amistad, como el buen pan recién horneado, vuelve a ser cotidiana, nutritiva y cálida.

Durante esta Semana de la Amistad, el hotel no ofrece un menú. Ofrece un relato compartido. Un cuento con sabor a reencuentro, servido en platos que dialogan con la memoria y copas que saben escuchar. Un instante para ser parte de algo más grande: la certeza de que los vínculos verdaderos siempre encuentran mesa.