Una tira de ingenio

Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello

La viveza criolla parece haber sido el origen de asado de tira.

Corría el año 1882 y en Campana, en provincia de Buenos Aires se instalaba el primer frigorífico destinado a faenar carne de vaca. Se trataba del emprendimiento de capitales británicos The River Plate Fresh Meat Co. Fue el primero de toda Sudamérica.
Destinado esencialmente a proveer de productos a Inglaterra, la empresa procesaba y exportaba toda su producción sin hueso. Así, los costillares iban a deshecho. Esas piezas por las que hoy peleamos en la carnicería, eran considerados de poca calidad y nada de valor.
Al poco tiempo, con el crecimiento de la faenadora, la tecnología mejoró y se puso a disposición del personal, casi todos gauchos habituados a la tarea de carnear, una sierra apta para reses. Estos obreros optaron por tomar los descartes y fraccionarlos. Ocultos entre sus ropas, se los llevaban a sus casas para sumaros a su dieta hogareña.
Hoy veneramos a esos ingeniosos argentinos que convirtieron su ingenio en una práctica popular dominguera. Estancia Don Ramón prepara la propuesta más campera inspirada en cortes de carne de pastura, chorizo y salchica bombón. La bandera se enarbola con el ojo de bife. Las presentaciones incluyen carne trozada fresca con una vida útil que se extiende hasta la semana. Sus carnes al vacío proveen se conservan hasta tres meses y llegan en versiones con o sin hueso. Siempre con la propuesta de imponer tecnolocía para ganar en terneza.