Viaje con boleadoras

Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello

Historias de la alcurnia ganadera nacional. Paisajes tradicionales del campo argentino. Experiencia gaucha de la auténtica. Asado de carne local y descanso en una estancia casi propia. Eso es Frontera Nueva, la primera propuesta auténtica de turismo ganadero.

Viajar es exprimir la curiosidad. No hay aburrimiento posible para el inquieto. Allí donde hay experiencias, hay aprendizaje. Esa senda se recorre en la Estancia “El Pensamiento” en el Pueblo de Alsina, provincia de Buenos Aires, donde se abren las tranqueras para vivir sin puesta en escena la verdad del campo argentino en la propuesta turistica ganadera de Frontera Nueva.
Hay estancia, hay ganado y cultivo, hay molino y casco, hay caballos y carruajes tradicionales, hay forraje y mate, hay hogar a leña apto para las historias. Una que data de 1847, cuando los antepasados de los dueños insertaron el primer Aberdeen Angus en el país. Un relato que reúne a los creadores de PURO en Areco y la casa Guevara, desarrolando actividad en un amplio abanico de localidades que incluyen Córdoba, Areco, Corrientes y Baradero.
Frontera Nueva fue creada desde la innovación, combinando sacrificio y dedicación con el objetivo de producir carne de máxima calidad, respetando tradiciones familiares. Con esa premisa desarrollaron una explotación agropecuaria única en el mundo. Con ese bagage de historias personales, desarrollo productivo, estrategias agroempresarias, calidez humana y mucho saber acumulado se abren las tranqueras para que los visitantes puedan conocer el verdadero campo argentino en funcionamiento.

Gaucho de paso

Ponerse en la piel del productor del campo argentino no es una de las propuestas que el turismo de campo ha venido ofreciendo. Este valor diferencial del proyecto hace de la experiencia un valuarte exclusivo. Antiguas familias de campo, viajeros curiosos, citadinos empedernidos, turistas extranjeros… el interés por darse una panzada de campo real es variado. Puede implicar sólo una jornada o puede transformarse en una estadía para vacacionar.
La vida de jornada de campo arranca los sábados a las 11. Allí se inicia la recorrida ganadera de una hora,  en la que se puede conocer cada uno de los procesos que deben cumplirse para lograr una de las carnes mejores posicionadas del mundo. Luego de la recorida, llega el almuerzo distinto, en la matera, desarrollado por la Chef Cristina Mihanovich. Habrá asado a las brasas con las carnes producidas en la propia estancia y postres tradicionales argentinos.
El menú del día ganadero incluye un copetín de recepción con paté casero, tabla de fiambres y quesos con variedades de panes caseros e isla gourmet de fuegos con la mejor selección de chorizos, matambrito de cerdo y provoletas.
El corazón del almuerzo se esemra con lomo Angus de exportación, de la cabaña propia, acompañado por brochette de vegetales orgánicos de la huerta y papas rusticas
El postre es el mejor Rogel de Dulce de Leche casero que se pueda haber probado jamás…
La mesa dulce termina con ensaimada y café o té.
Mientras que en el campo la siesta es ley, luego de un descanso breve, de apenas un cuarto de hora, la actividad no cesa. Cabalgata por las 450 hectáreas con cruce de ríos. Un parque de 5 hectáreas y un casco original de 1910 rodeado de una arboleda añosa.Paseo en coche de colección tirado por caballos. Trabajo ganadero que abarca pesaje, alimentación, plan sanitario y pariciones si el tiempo es el adecuado. Se podrán observar más de 600 cabezas Angus en las distintas etapas de crecimiento, desde el nacimiento, la re cria y hasta el engorde final, donde se encuentran los novillos de 500 Kg. La recorrida permite deambular por las más de 200 hectárreas agrícolas plantadas con soja, maíz, trigo, colza y arveja.
Las caminatas imbuyen en la serendidad del lugar y promueven el avistaje de la fauna autóctona.
Todo esto sucede apenas a una hora de Capital, lo que permite una jornada completa que finaliza a las 18, al atardecer, aunque puede extenderse en alguno de los cuartos del casco principal o en la casa extensión de ésta, que permite un espacio reservado para quien la habite.
Un sitio que imprime, como en la yerra, ánimo de volver en el espíritu del visitante.