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Por Flavia Tomaello, flaviatomaello.blog, Instagram @flavia.tomaello


No ha de haber nada mejor para una cocina que encontrarla «con las manos en la masa». Ese es el caso de «La Torneria de Camila». Un sitio acogedor, sereno, innovador y como el comedor moderno de casa.

Salir de un programa de televisión es un karma que no todos aprovechan saludablemente. Camila Pérez, ganadora de la edición 2017 dell reality de Telefé “Dueños de la cocina”, hizo una salida más que airosa.
Su reducto en el barrio de Colegiales propone una cocina de autor con productos locales que varían según la estación
Cuando se presenta, empieza como en un cuento: «soy oriunda de la localidad de Moreno, Buenos Aires, donde mirar programas de cocina en la televisión era mi gran hobbie. Me gustaba copiar las recetas para poder practicarlas. A su vez, mis dos abuelas, grandes cocineras, me enseñaron sus propios estilos. A los 18, una vez terminado el colegio secundario, me decidí a hacer la carrera profesional en el I.A.G y luego comencé a viajar por España. Trabajé en Alicante, en Sevilla, Andorra y finalmente en Menorca. Mis estadía en Brasil y Uruguay, fueron más breves, pero la experiencia personal y profesional fue inmensa. Entre viaje y viaje, trabajé en diferentes restaurants de la ciudad de Buenos aires: Aramburu, Crizia, Freud&Fahler».
Cuando se decidió por su proyecto, ya tenia sobre las espaldas trabajo en 55 restaurants.

Le faltaba un tornillo

Por ello «La Torneria…» es un sueño hecho realidad. Ubicado en un garaje que antiguamente era una tornería y posteriormente fue remodelado como un galpón industrial contemporáneo, el restaurant tiene capacidad para servir a 53 comensales. En su entrada recibe un pequeño living con un telón que lo separa del gran salón. Paredes y pisos rústicos, con un aire descontracturado hacen el sitio acogedor, más allá del metal presente en los detalles y las grandes lámparas galponeras colgando del techo.
Las mesas son individuales de madera clara y una comunitaria da estilo contemporáneo, completado por sillas de acrílico.
La cocina se encuentra a la vista, con diversos equipos de última tecnología, rodeada de una larga y amplia barra que separa este ambiente del salón. Una barra revestida con aluminio invita a comenzar la noche degustando cócteles como: Negroni sbagliato (Campari, Cinzano Rosso y espumante), French 75 (Gin, almíbar y jugo de limón), Cafetini (Beileys, licor de café y vodka), Caipitorne (lima, frutos rojos, vodka y azúcar), o Manhatan (Eva Williams, Cinzano Rosso y Angostura).
Con el propósito de aprovechar los productos más frescos del mercado y de la estación, varúa sus cartas cada quince días.  Un buen recurso siempre es aceptar las degustatciones que se propone. El Tapeo “La Tornería” con papas a la huancaína, huevo frito, provoleta con escalibada y mollejitas doradas con Dijon y miel es una joyita de equilibrio y sabor.
Entre las opciones fuertes o principales destacan: Ojo de bife a la parrilla con Chimichurri y papá rellena gratinada, Carrillera Gremolatta con cremoso de papas, Bondiola braseada con cremoso de batatas y vainilla y sésamo, Risotto de hongos de pino con queso Patagonzola, entre otros. Si está disponible, la milanesa de carré de cerdo con su toque de maní es un hallazgo.
Los postres son para compartir, aunque la Copa Brownie bañado en ganashe con helado de Nutella no da ganas de dejársela a un compañero.
Se puede elegir entre Cheescake de banana con salsa de dulce de leche, Crumble tibio de manzanas con granola de almendras, Mousse de chocolate blanco con frambuesas y pimienta rosa.
Los fines de semana al mediodía propone, además de la carta, un brunch para dos.
Camila le encontró la vuelta y capitalizó su experiencia de trabajo con lujo de detalles, pero cocina con detalles que saca de la galera de sus abuelas. Y sabe a eso: a estar en casa, de vanguardia, pero en casa.