Este miércoles, los surtidores de las estaciones de servicio volvieron a ser testigos de un aumento en el precio de las naftas, a pesar de la reciente decisión del Gobierno de postergar la actualización de los impuestos sobre los combustibles hasta el próximo mes de junio. Este incremento, que alcanza un 4% en promedio, representa una continuación de la tendencia alcista que ha marcado el sector en los últimos meses, acumulando un sorprendente aumento del 119% en menos de cinco meses.
Los motivos detrás de estos constantes incrementos son diversos. Por un lado, se encuentra el aumento en el precio internacional del barril de petróleo, un factor que ejerce una presión constante sobre los precios locales de los combustibles. Por otro lado, las empresas refinadoras, entre las que se encuentran gigantes como YPF, Shell, Axion y Puma Energy, han estado buscando activamente recomponer su rentabilidad, lo que ha llevado a ajustes en los precios para reflejar los costos de producción y distribución.
La medida gubernamental de postergar la actualización de los impuestos a los combustibles hasta junio se presentó como un intento de mitigar el impacto de los aumentos en el bolsillo de los consumidores. Sin embargo, la realidad muestra que, a pesar de este anuncio, los precios han seguido su tendencia al alza. Aunque el incremento registrado este miércoles fue menor al anticipado inicialmente, aún así representa una carga adicional para los automovilistas y las empresas que dependen del transporte.
Desde la asunción de Javier Milei a la Presidencia el pasado 10 de diciembre, el sector de los combustibles ha experimentado un aumento vertiginoso, marcado por seis tramos de incrementos que suman un total del 119%. Esta rápida escalada en los precios plantea desafíos significativos tanto para los consumidores como para la economía en su conjunto, generando preocupaciones sobre la inflación y el impacto en el costo de vida de los argentinos.
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