El remate de Antoine Griezmann venció al arquero uruguayo Fernando Muslera y se transformó en el gol clave para que Francia asegure su paso a semifinales. Pero el jugador francés no lo gritó ni celebró.
"Por respeto a los uruguayos que, como he dicho antes, me dieron mucho, me enseñaron los primeros pasos, buenos y malos. Las malas cosas que había en este deporte", reconoció el hombre del Atlético de Madrid en la conferencia de prensa. "Les debo mucho, y también porque tengo muchos amigos uruguayos".
"Es difícil controlar la emoción, era un partido muy emocional para mí, enfrente tenía amigos. No quería gritar el gol y tampoco me vino. Después, cuando pitó el árbitro el final, tampoco tenía esas ganas de celebrarlo".
Desde 2014 ha sido internacional con la selección de Francia, con la que ha disputado la Copa del Mundo en Brasil 2014 y la Eurocopa en Francia de 2016, cuando se proclamó subcampeón y fue elegido el mejor jugador del torneo, además de acabar como máximo goleador.
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