Policiales | Curupaity
El hallazgo de un avión narco en Curupaity vuelve a exponer una realidad inquietante: las aeronaves usadas para el tráfico de droga siguen ingresando, aterrizando y desapareciendo sin control, mientras crecen las sospechas de que el Estado no encuentra "o no busca" una respuesta eficiente.
El jueves por la tarde, un avión con matrícula boliviana apareció abandonado en un campo de trigo en Curupaity. El encargado del establecimiento alertó a la policía, y en minutos llegaron agentes de la Comisaría Séptima, la PDI y luego Gendarmería, que detectó rastros de cocaína en el fuselaje. No había carga ni personas; solo combustible y ropa, un patrón que ya se repite demasiado.
La investigación pasó rápidamente a la órbita federal. Aún no hay detenidos y la principal hipótesis es la de un descenso improvisado durante un operativo de traslado de droga.
Pero este no es un caso aislado. Santa Fe y el norte bonaerense vienen registrando episodios similares en los últimos años: aviones caídos, abandonados o cargados en pistas rurales. El ejemplo más resonante fue la reciente caída de Brian Walter Bilbao, considerado uno de los jefes narcos más activos del país, detenido con casi una tonelada de cocaína tras operaciones aéreas que partían desde Bolivia.
La lógica es siempre la misma: despegues desde zonas rurales bolivianas, aterrizajes en campos argentinos y traslado terrestre hacia centros urbanos. A pesar de múltiples operativos y condenas parciales, el flujo de vuelos clandestinos no se detiene.
Mientras los hallazgos se multiplican, desde Salta surge un reclamo que crece en todo el norte: sin radarización, el cielo argentino es una puerta abierta. La Legislatura provincial pidió una ley nacional de interceptación aérea, incluso con opción de derribo, como última instancia.
En una sesión cargada de denuncias, el diputado Gustavo Orozco mostró un video donde sobrevuela la frontera sin que ningún organismo lo intercepte: “Es el medio más seguro para transportar cocaína”, afirmó. Su descripción resume la preocupación general: si no se caen, nadie las detecta.
Diputados salteños insisten en que la falta de controles convierte a la región en una ruta libre para el narcotráfico, y reclaman un plan federal que integre tecnología, protocolos claros y una decisión política duradera. Sin eso, advierten, los aviones seguirán apareciendo y nadie se hará cargo.
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