El Comité Central Confederal (CCC) de la CGT anunció el jueves un paro general nacional para el 24 de enero, acompañado de una movilización al Congreso en rechazo al DNU de desregulación económica de Javier Milei. Sin embargo, esta estrategia sindical, vista por muchos como obsoleta en los tiempos actuales, contrasta con las demandas de una política más moderna y participativa.
Aunque la CGT había considerado inicialmente un enfoque gradual en su plan de acción, la presión de las organizaciones confederadas llevó a la decisión de adelantar la fecha del paro. Héctor Daer y Pablo Moyano, líderes de la CGT, expresaron su descontento con el gobierno y resaltaron la movilización masiva planeada para el 24 de enero.
Este retorno a las huelgas nacionales, que estuvieron relativamente inactivas durante el gobierno anterior, evidencia una táctica sindical que muchos consideran desfasada en el contexto actual. El llamado de la CGT a la movilización y la huelga se percibe como una forma de hacer política que no se alinea con la creciente demanda de diálogo participativo y soluciones más modernas en la sociedad contemporánea.
En un momento en que la comunicación instantánea y la participación ciudadana son clave, la estrategia de la CGT resalta la brecha entre los métodos tradicionales y las expectativas actuales de una política más ágil y transparente.
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