24/07/2007 - Madrid - La senadora y candidata a la presidencia argentina en las elecciones del próximo 28 de octubre, Cristina Fernández, trabajará para que su país tenga una economía eficaz, en la que primen los resultados, sin olvidar a los ciudadanos.
Así lo afirmó hoy en Madrid, durante la segunda jornada de su visita a España, ante un grupo de empresarios a los que expuso sus planes económicos para Argentina en el caso de que las encuestas acierten y suceda en la presidencia a su marido, Néstor Kirchner.
El mensaje fue claro: Argentina crece, va por buen camino y es un lugar seguro para las inversiones, y la senda económica transcurrirá por los cauces trazados por Kirchner, es decir, creación de riqueza e impulso a las empresas, pero pensando también en los trabajadores.
"La novedad del cambio es que la Argentina ha tomado un camino definitivo y tenemos que perseverar en este camino de esfuerzo, trabajo y producción", dijo Fernández de Kircher en una conferencia organizada por el Foro Nuevo Economía y "The Wall Street Journal".
La candidata, la gran favorita para la victoria de la cita electoral de octubre según los sondeos, explicó que su proyecto político es "enmarcar a la Argentina en este modelo de acumulación económica y de inclusión social para darle sustentabilidad"
Esa acumulación, añadió, deberá ser "diversificada", de manera que la Argentina sea menos vulnerable a futuros vaivenes de los mercados internacionales, y siempre deberá tener presente la preservación del "piso social" defendido por el justicialismo.
Fernández de Kirchner evocó y reivindicó ese legado político que, según manifestó, "enseñó a los argentinos tener un salario digno, una casa, vacaciones y derechos para los trabajadores".
Se trata, en definitiva, de recoger la herencia de la presidencia de su marido, que llegó al cargo el 25 mayo de 2003, y aprovechar los buenos resultados, dando cabida a "todos aquellos sectores que sepan que es excelente tener rentabilidad y que es necesario invertir, y apostar a esa forma de crecimiento y desarrollo".
La senadora puso las cifras sobre la mesa: unas tasas de crecimiento de la economía del 8 por ciento en los últimos cinco años, el desempleo y la indigencia por debajo del 10 por ciento, y una reducción de la pobreza desde el 60 al 26 por ciento.
Además, añadió, por primera vez en su Historia las cuentas argentinas muestran un superávit fiscal primario de 10.000 millones de dólares, las exportaciones están en torno a los 50.000 millones, ha aumentado el salario mínimo y se han creado puestos de trabajo.
Todo esto ha permitido sumar a millones de ciudadanos al consumo, en lo que definió como "el círculo virtuoso, el del consumo y la producción", que permite que la economía se muestre saludable.
La candidata rehuyó las etiquetas ideológicas y consideró que si el capitalismo resultó triunfante "no fue porque EEUU o el primer mundo tuvieran mayor poderío militar y tecnológico, sino porque los que vivían del otro lado querían vivir como los de este".
Una semana después de anunciar su candidatura en un mitin en un teatro de La Plata, su ciudad natal, el discurso de Cristina Fernández suscitó gran interés entre los empresarios, que llenaron los salones del hotel Ritz donde pronunció la conferencia.
En la memoria de muchos estaba aún la tormentosa primera visita oficial que hizo Kirchner a España cuando llegó a la presidencia argentina en mayo de 2003 y el país estaba en bancarrota.
Cristina Fernández estuvo presente en su condición de primera dama y se refirió a aquel viaje como "la cumbre borrascosa", en el que hubo más desencuentros que encuentros entre el nuevo presidente y los empresarios españoles, preocupados por sus inversiones.
Recordó que su marido viajó a España entonces dos meses después de asumir el poder con un 22 por ciento de los votos y en plena crisis de legitimidad en el país sudamericano, y que fueron muchos los que pronosticaron "que no iba a durar ni un año" en el cargo.
Llegado el turno de preguntas, la senadora dijo estar en "esta España moderna, avasallante y consumidora como pocas", agradeció las comparaciones con Eva Perón y se conjuró para no mover con autoridad su mano de arriba a abajo con el índice extendido mientras habla.
"No debo hacer así con el dedito. Me han dicho que es demasiado admonitorio, pero es que lo hago desde chica", se justificó.
Y lógicamente apareció la figura política del presidente venezolano, Hugo Chávez, a quien agradeció "el rol que cumplió en momentos muy difíciles de la Argentina, ayudándonos", y la de su marido, a quien dedicó unas palabras para cerrar su intervención.
"El desafío más apasionante ha sido el estar 32 años al lado de Néstor Kirchner. El y mis dos hijos", afirmó. EFE