09/04/2009 - "Estamos acostumbrados al riesgo, pero nunca vi algo así. Se me aflojaron las piernas", aseguró el policía Héctor Visvek, que condujo el operativo de rescate, en declaraciones que publica el diario Crítica de Buenos Aires.
El hecho ocurrió en la localidad de Pilar, a unos 60 kilómetros al norte de Buenos Aires, cuando la joven se digirió a la guardia de un hospital y mintió a los médicos al decirles que estaba embarazada, que tenía hemorragias y que por tanto temía un aborto natural.
Al ver que todavía estaba su placenta, el ginecólogo que la atendió se percató de que no había ocurrido un aborto sino un parto, por lo que sometió a la joven a un interrogatorio.
Sin inmutarse, la chica confesó que había enterrado a su hija y el médico denunció el caso a la policía, que se dirigió a la precaria casa de la joven y encontró a la bebé enterrada en un pozo, llena de sangre, pero todavía con signos vitales.
La niña, que pesa cuatro kilos, fue inmediatamente hospitalizada y su vida no corre riesgos, según los médicos, que consideraron "un milagro" el que haya podido sobrevivir.
Una unidad fiscal se ha puesto al frente de la investigación del hecho, considerado como "abandono de persona agravado por el vínculo", pero hasta el momento no ha detenido a la madre. EFE