Sociedad | Salud
Menos estructuras, más control: El Instituto del Cáncer pasa a manos del Ministerio
El Gobierno avanza con la reforma del sistema sanitario y transforma el Instituto Nacional del Cáncer en una unidad interna. La medida apunta a reducir burocracia, fortalecer el control central y eliminar estructuras formales inactivas.
Hace 2 horas.
En el marco de una amplia reorganización del sistema de salud nacional, el Gobierno anunció que el Instituto Nacional del Cáncer (INC) dejará de funcionar como organismo autónomo y pasará a operar como una unidad técnica dentro del Ministerio de Salud. Según informó la cartera conducida por Mario Lugones, se mantendrán “los programas, el equipo técnico y las líneas de trabajo”, pero bajo supervisión directa del Ministerio.
La medida se inscribe dentro de las reformas estructurales impulsadas por el ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, a cargo de Federico Sturzenegger, con el objetivo de evitar la superposición de funciones, reducir estructuras obsoletas y avanzar hacia un sistema “más profesional y menos politizado”.
La transformación del INC no es un caso aislado. Entre los anuncios también se destacan:
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La creación de la Administración Nacional de Establecimientos de Salud (ANES) para gestionar de forma centralizada los hospitales nacionales, con menos burocracia y mayor eficiencia.
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La integración del Instituto Nacional de Medicina Tropical (INMeT) al Malbrán, con el fin de fortalecer la vigilancia epidemiológica.
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La eliminación del Instituto de Enfermedades Cardiovasculares, que nunca operó más allá de su existencia formal.
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La derogación de normas sanitarias obsoletas y la suspensión de nuevas creaciones de hospitales SAMIC, ratificando que la salud es competencia de las provincias.
Desde el Gobierno aseguran que estas decisiones responden a una lógica de eficiencia, federalismo, orden y transparencia, y prometen una mayor articulación con las provincias. No obstante, el cambio también marca una recienteralización del sistema, lo que genera interrogantes sobre el equilibrio entre control nacional y autonomía territorial en áreas sensibles como el cáncer y la epidemiología.
Así, bajo el argumento de optimización y despolitización, el Ejecutivo reconfigura el mapa de la salud pública, concentrando funciones clave bajo su órbita directa y desmantelando estructuras que, en muchos casos, habían quedado como sellos institucionales sin operatividad real.