Sociedad | BahÃa Blanca
Tokio, la heroÃna de cuatro patas que dio respuestas en medio del dolor
La perra rescatista de Villa Gesell volvió a demostrar su valor en BahÃa Blanca: marcó con precisión el lugar donde se hallaba una de las niñas desaparecidas tras un alud. Su labor silenciosa y la entrega de sus entrenadores ofrecieron consuelo en medio de la tragedia.
Hace 10 horas.
En un escenario dominado por la angustia y el barro, Tokio, una perra de búsqueda y rescate de los Bomberos Voluntarios de Villa Gesell, volvió a cumplir un rol esencial. Con su olfato entrenado y su vínculo inseparable con el guía, Ayudante Mayor Roberto Tarantino, y el Oficial Guillermo Tabares, participó del operativo en Bahía Blanca, donde localizó el cuerpo de Delfina, una de las niñas arrastradas por el alud.
La búsqueda se desarrolló en una superficie de más de 10.000 metros cuadrados, un terreno inhóspito donde las esperanzas se desvanecían con el paso de las horas. Pero fue Tokio quien, en menos de una hora desde iniciado el rastrillaje el 26 de abril a las 9 de la mañana, marcó un punto con claridad. Luego de la verificación, el resultado fue positivo.
El pedido no vino de una fuerza oficial, sino directamente de la familia de las víctimas, que había confiado previamente en el equipo de Villa Gesell tras hallar los restos de la otra niña. Esta vez, buscaban paz, un cierre ante lo irreparable.
Tokio integra la División K9, especializada en búsqueda de personas vivas o fallecidas, donde los binomios (guía y perro) entrenan durante años. En su preparación se combinan ejercicios de obediencia, rastreo, simulacros en escombros, y un vínculo emocional basado en la confianza mutua. Estos canes no solo detectan rastros humanos, también logran mantener la calma emocional del equipo en momentos límite.
Desde el cuartel gesellino expresaron su gratitud por la confianza depositada en ellos, y destacaron el trabajo silencioso de quienes entrenan a estos verdaderos héroes con patas: una labor que exige paciencia, perseverancia y una conexión profunda con el animal.
La historia de Tokio no solo habla de rescate, sino de humanidad. En el dolor más profundo, fue su ladrido el que trajo algo de luz.