Policiales | Baleada mientras jugaba
Tucumán en shock: Murió Zoe y el barrio respondió con furia
El fallecimiento de Zoe Robledo, la niña de siete años baleada mientras jugaba en su casa, desató una reacción inmediata de los vecinos, que incendiaron la vivienda de los presuntos atacantes. La familia exige justicia real, mientras la investigación avanza con nuevas imputaciones.
Hace 34 minutos.
La noche del viernes confirmó el desenlace más doloroso: Zoe Robledo, de apenas siete años, murió tras luchar contra una herida de bala en la cabeza. Su madre, Claudia, expresó entre lágrimas una frase que recorrió Tucumán: “Que se haga justicia y que los asesinos paguen”. La niña había sido atacada el jueves mientras jugaba en el patio de su casa del barrio San Cayetano, en San Miguel de Tucumán.
La noticia provocó una reacción visceral en la comunidad. Vecinos y allegados, desbordados por la indignación, prendieron fuego la casa de los presuntos responsables, mientras la Policía mantenía detenidos a dos sospechosos: un joven de 19 años, conocido como “Menor”, y un menor de 16, apodado “Ratón”.
La investigación y un ataque coordinado
La Unidad de Homicidios I del Ministerio Fiscal imputó inicialmente a ambos por homicidio doblemente agravado, aunque fuentes judiciales anticiparon que, tras la muerte de la niña, los cargos serán reformulados.
Durante la audiencia, el fiscal auxiliar describió un ataque organizado: los agresores llegaron en grupo, y fue un cómplice apodado “Chueco” quien extrajo un arma y comenzó a disparar mientras los demás lo alentaban e increpaban. Uno de los tiros impactó de lleno en la cabeza de Zoe, que fue trasladada de urgencia al Hospital de Niños, donde finalmente falleció.
Dos de los implicados siguen prófugos, entre ellos el presunto tirador. La Fiscalía solicitó prisión preventiva para el mayor de los detenidos y medidas provisionales para el menor.
Un barrio en tensión
Tras conocerse el fallecimiento, la violencia regresó a San Cayetano. Vecinos incendiaron la vivienda de los supuestos agresores, en un contexto donde persisten viejos conflictos familiares y señalizaciones por disputas relacionadas con drogas.
El crimen reavivó el temor en un sector históricamente catalogado como “peligroso”, donde el clima de tensión puede escalar con facilidad.