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¿Vigilancia por altoparlante? En Moreno alertan por voz artificial, en Pergamino el control vecinal es permanente
Mientras en el conurbano se usa un sistema con cámaras y altavoces para disuadir delitos, en Pergamino funcionan los patrullajes y el programa Ojos en Alerta, pero los vecinos no bajan la guardia: siguen organizados con cámaras, alarmas y chats comunitarios, frustrados por la falta de justicia.
Hace 8 horas.
El Municipio de Moreno, en el conurbano bonaerense, instaló altavoces con mensajes grabados en plazas principales que anuncian la vigilancia de la zona como método disuasivo contra el delito.
“Vecinos y vecinas, estamos vigilando la zona. Ante cualquier actitud sospechosa daremos aviso a la policía”, dice la voz metálica desde las cámaras 360° instaladas en las plazas Mariano Moreno, San Martín, Las Carretas y Libertad.
La medida es parte de un plan integral que incluye operativos de saturación barrial, presencia policial y monitoreo constante del Centro de Operaciones y Monitoreo (COM). Aunque novedosa, la estrategia busca lo mismo que en otras ciudades: marcar presencia y generar un efecto disuasorio en zonas de alta circulación.
En Pergamino, sin necesidad de altoparlantes, el monitoreo y la respuesta también existen. El programa Ojos en Alerta, que permite a los vecinos enviar fotos, videos y mensajes en tiempo real al COM, está funcionando con eficacia. Además, los patrullajes de la policía y la Guardia Urbana se hacen sentir en las calles.
Pero la percepción de inseguridad persiste, y los vecinos han tomado el control con medidas complementarias: alarmas vecinales, cámaras de vigilancia privadas y grupos de WhatsApp que se activan ante el mínimo movimiento sospechoso.
“Sabemos quiénes son los que delinquen, los tenemos bien identificados. Tenemos fotos y filmaciones con las manos en la masa”, cuenta un vecino del barrio San Martín.
En uno de los grupos se lee: “El que está tocando timbre y pidiendo comida es el que robó hace 15 días a -----”, en referencia a un hecho reciente que todos recuerdan. El enojo no sólo apunta a los delincuentes, sino también a un sistema que no responde.
“Muchas veces no lo denunciamos porque no hay leyes, no hay justicia. A las pocas horas vuelven a hacer de las suyas y nosotros, los propios vecinos, quedamos expuestos a represalias por parte de estos individuos”, agrega, visiblemente frustrado.
La comunidad pergaminense actúa no por desconfianza en las fuerzas de seguridad, sino por la sensación de impunidad. La presencia estatal es real, pero no logra frenar por completo los episodios delictivos.
“Las patrullas pasan, Ojos en Alerta responde. Pero el delito sigue. Por eso estamos organizados entre nosotros, atentos todo el tiempo”, remarca el vecino.
La comparación con lo que ocurre en el conurbano expone un punto en común: ninguna medida aislada es suficiente. Ya sea un altavoz que advierte o un celular que graba, la seguridad necesita múltiples capas de vigilancia, reacción y, sobre todo, JUSTICIA EFECTIVA.