EconomÃa y Empresas | Profunda transformación
¿Y la Industria Argentina?: Lumilagro se reconvierte y apuesta a importar desde China para sostenerse
La histórica empresa argentina de termos atraviesa una profunda transformación: combinará producción local con importaciones chinas ante la caÃda de ventas, la apertura de importaciones y el avance del contrabando. El nuevo modelo incluye despidos, rediseños y una estrategia global para seguir vigente.
Hace 8 horas.
Lumilagro, la tradicional marca argentina que acompañó durante décadas al mate en millones de hogares, se ve forzada a reconvertirse para enfrentar un escenario hostil: baja del consumo, competencia desigual con productos asiáticos y un mercado inundado de termos importados y de contrabando.
La firma resolvió importar cerca del 60% de su producción desde China, mientras conservará el 40% de fabricación nacional, incluyendo su icónico termo de vidrio. Así lo confirmó Carlos Bender, gerente comercial de la compañía, quien definió el cambio como “una necesidad para no desaparecer”.
Este nuevo esquema contempla la reducción de personal: de unos 200 trabajadores, solo quedaron poco más de 70 tras un plan de retiro voluntario. La decisión se da luego de que el Gobierno eliminara los aranceles antidumping que desde 2001 protegían la industria local frente a los productos chinos. Según la Comisión Nacional de Comercio Exterior, ni dos décadas de medidas lograron revertir la caída: la producción se redujo un 26,5%, las ventas un 32% y el empleo un 31%.
A la presión externa se sumó el contrabando masivo, que según la empresa se canaliza en gran parte desde Bolivia. “Ese país, sin cultura matera, importó más de 4 millones de termos desde China. Está claro que muchos de esos productos terminaron en Argentina”, advirtió Bender.
Lumilagro decidió tercerizar su producción en Asia bajo control propio, sin instalar una planta, pero asegurando estándares de diseño y calidad. “Esto es adaptarse o morir”, sintetizó el ejecutivo, quien apuntó también contra el debilitamiento del sistema de control de estampillado, que dificulta la identificación de productos legales.
La compañía busca así mantener su presencia de marca y sostener los puestos de trabajo restantes, apostando a una producción híbrida que combine lo mejor del diseño nacional con precios competitivos.
Aunque ya no será una empresa 100% argentina, Lumilagro intenta conservar su identidad. En un país que enfrenta cambios estructurales en su matriz productiva, su historia sirve de espejo para muchas otras firmas que enfrentan el mismo dilema: proteger el trabajo local o reconvertirse para sobrevivir.