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LOS TRASTORNOS SOMATOMORFOS
Los trastornos somatomorfos, según la cuarta versión del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) de la Asociación Psiquiátrica Americana, constituyen un grupo de enfermedades psiquiátricas que se caracterizan porque el paciente presenta síntomas corporales que sugieren un trastorno físico. Sin embargo, no existe ninguna causa orgánica demostrable o mecanismo fisiopatológico conocido que los explique completamente.
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LOS TRASTORNOS SOMATOMORFOS
por Horacio Velmont

La Psiquiatría considera que una persona padece de algún trastorno somatomorfo cuando los síntomas apuntan a una enfermedad orgánica, pero al realizar las pruebas no hay nada, porque en realidad el origen de dichos síntomas es psicológico.
Una de las premisas para diagnosticarlo es que los síntomas sean lo bastante graves como para interferir en la vida de estas personas (relaciones, trabajo, etc) e impedirles funcionar con normalidad.
Los psiquiatras, acostumbrados como siempre a decir cualquier cosa, explican que en la mayoría de los casos el trastorno se debe a un distanciamiento o rechazo de un ser querido y las quejas podrían ser para llamar la atención realizadas de un modo inconsciente. Sin embargo, también acotan que las quejas prolongadas infundadas suelen acabar suscitando más rechazo, el cual a su vez agravaría los síntomas.
Para agravar más la confusión dividen la enfermedad en cinco trastornos principales:
- Trastorno de somatización: Consiste en la aparición de numerosos síntomas físicos que comienzan antes de los 30 años y causan un mal funcionamiento en la vida de estas personas. Durante la exploración médica no aparece ninguna enfermedad o bien si aparece alguna no explica todos los síntomas.
- Trastorno por dolor: Se trata de un dolor intenso que afecta y dificulta el funcionamiento de estas personas en áreas importantes de su vida (trabajo, relaciones, etc). A veces se trata de un dolor agudo, con menos de seis meses de duración, aunque otra veces se acaba volviendo crónico. Los lugares más habituales en los que aparece el dolor son: cabeza, abdomen, pecho y espalda, aunque puede verse afectada cualquier parte del cuerpo.
- Hipocondría: Consiste en una preocupación marcada por las funciones corporales con miedo a adquirir o padecer una enfermedad grave. Para llegar a estas conclusiones se basan en síntomas físicos que interpretan de manera errónea. Sus preocupaciones les provocan un gran malestar emocional y les dificulta funcionar de un modo normal. Estas preocupaciones persisten a pesar de que los médicos les aseguren que están sanos. Son usuarios habituales de los servicios médicos, aunque suelen sentirse insatisfechos con los servicios prestados o el trato recibido por el personal sanitario.
- Trastorno dismórfico corporal: Consiste en una gran preocupación con algún pequeño defecto físico real o imaginado. Si dicho defecto existe, la preocupación y ansiedad experimentada por estas personas es excesiva, ya que lo perciben de un modo exagerado. Suelen ser personas inseguras, sensibles, obsesivas, ansiosas, narcisistas, introvertidas y con rasgos hipocondríacos.
- Trastorno de conversión: Se trata de uno o más síntomas que afectan al funcionamiento sensorial o motor y que asemejan una enfermedad neurológica pero que no pueden ser explicados mediante ninguna enfermedad física. Su aparición suele estar asociada a algún acontecimiento estresante. Los episodios suelen ser breves, recuperándose totalmente en el plazo de un mes o menos. En la mayoría de los casos no vuelve a repetirse, aunque en otras ocasiones los síntomas pueden volver a aparecer al cabo del tiempo.

Como fácilmente podrá apreciarse, la Psiquiatría se desvive enunciando los síntomas, algo que no es en absoluto necesario porque los trastornos mentales, cualquiera sean ellos, tienen origen en engramas, que son similares en su mecanismo a órdenes hipnóticas.

La prueba está en que cualquier trastorno enunciado por la Psiquiatría puede reproducirse mediante el hipnotismo. Como los engramas contienen, como cualquier orden hipnótica, palabras, que son las que producen acción, y éstas son infinitas, así como también son infinitas las combinaciones de ellas, las consecuencias que puede producir su restimulación son tan enormes y aleatorias que por su vastedad son imposibles de catalogar. Además, catalogarlas carece de sentido porque no conduce a nada.

Si a una persona se la hipnotiza y se le da la orden poshipnótica de que al despertar sentirá que tiene que arrancarse los pelos de la cabeza, así lo hará.

Si a la persona hipnotizada se le dice que al despertar se mirará al espejo y se verá gorda, cumplirá tal cual la orden, sin importar que en realidad su figura sea extremadamente delgada.
De la misma forma que operan las sugestiones hipnóticas, así también operan los engramas, porque los engramas son similares a órdenes hipnóticas que incluyeran dolor como parte de su contenido.
Para el implante de un engrama es necesario que haya disminución de la capacidad analítica. Siempre que la mente analítica o consciente reduzca su poder, entonces, entra a tallar la mente reactiva, es decir, se activa y comienza a grabar todo lo que sucede en el entorno porque toda reducción de ese poder lo considera inherentemente una situación de peligro para el organismo.
Si en el futuro surgiera una situación similar, aunque no ofreciera peligro alguno, la mente reactiva ordenará al organismo que emprenda la huida. Si por alguna razón el organismo no cumple la orden de huir, la mente reactiva impondrá dolor hasta hacerse obedecer. La no obediencia a una orden engrámica puede llegar a hacer colapsar al organismo.

Supongamos que alguien sufre una fuerte caída, se golpea la cabeza y se desmaya. De inmediato la mente reactiva comienza a grabar todo lo que sucede y en particulr todas las percepciones: el dolor de la caída, el olor del ambiente, los ruidos, las conversaciones a su alrededor, etc. Todos estas cosas son restimuladores potenciales del engrama.
Las palabras del engrama, que son, como ya hemos dicho, las que producen acción, quedan grabadas en la mente reactiva como órdenes hipnóticas, potenciadas en este caso por el dolor. El dolor hace más compulsivo el engrama.
No es necesario que las palabras contenidas en el engrama indiquen con precisión la acción, pues basta con que ordene "haz algo", y la mente reactiva impulsará al organismo a hacer algo. Como la mente reactiva es un mecanismo irracional, es decir que no piensa antes de actuar sino que directamente reacciona, puede "interpretar" que la orden de hacer algo es enfermarse de cualquier cosa. Ahí tenemos el famoso "trastorno somatomorfo".
La víctima, entonces, empieza a tener diversos padecimientos que lo vuelven loco, así como a también a sus familiares y a los médicos, que cuando lo revisan lo único que le encuentran es un chichón en la cabeza, que por supuesto nunca lo relacionan con tales padecimientos.

Así como no es necesario que haya precisión en las palabras del engrama, tampoco es necesario que haya una pérdida del conocimiento total para que la mente reactiva comience a grabar, pues aun un simple golpe produce inconsciencia parcial y esto ya es suficiente para que se active la mente reactiva.
Supongamos que junto con la trompada la mujer le dice, por ejemplo, "mi hija sufrió por la mala nota que le pusiste, ahora te toca sufrir a tí". Estas palabras, que pronunciadas ante una persona plenamente consciente no producirá ningún efecto, cuando está funcionando la mente reactiva se graban como engrama, y entonces la víctima tiene una orden hipnótica de que "ahora le toca sufrir". Entonces la mente reactiva, que interpreta impredecible e irracionalmente las palabras, la hará sufrir de cualquier cosa. Este es otro ejemplo de un trastorno "somatomorfo".

El problema con la mente reactiva es que "interpreta" literalmente las palabras. Así, "va riendo" es "barriendo", "tubo" es "tuvo", "asesinar" es "acecinar" (ahumar), y si un engrama contiene las palabras "comes todo lo que encuentras" la víctima puede terminar comiendo papel o vaya a saber qué otra cosa.
Las explicaciones que anteceden son básicas y al simple efecto de remarcar la inutilidad de denominar los diversos trastornos porque todos tienen un mismo origen: la dramatización de engramas.

Al respectos sugerimos la lectura del capítulo titulado "Diagnosis", del libro de L. Ronal Hubbard "Dianética, la ciencia moderna de la salud mental", donde el autor hace hincapié en que "una de las contribuciones más importantes de Dianética es la resolución del problema del diagnóstico en el campo de la aberración".
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LECTURAS COMPLEMENTARIAS
La mente reactiva automática
http://www.grupoelron.org/autoconocimientoysalud/lamentereactivaautomatica.htm
Los trastornos mentales
http://www.grupoelron.org/quees/epdlsviii_transtornosmentales.htm
Hipocondría
http://www.grupoelron.org/autoconocimientoysalud/hipocondriaeiq.htm
El hipnotismo
http://www.grupoelron.org/quees/hipnotismo.htm
Lista de temas de salud mental
http://www.grupoelron.org/autoconocimientoysalud/temassaludmental.htm
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