por Horacio Velmont
Una mujer embarazada debería recibir toda la consideración por parte de una sociedad que tenga sentimientos hacia sus generaciones futuras. Si se cae, se la debe ayudar, pero en silencio. No se debe esperar que lleve cosas pesadas.

Y no se le debe obligar a que acepte el coito. Porque toda experiencia de coito es un engrama en la criatura durante el embarazo.
Debe haber un número notable de embarazos que pasan desapercibidos. La violencia del coito, el empleo de duchas y cremas (utilizadas porque la mujer todavía está impidiendo la concepción y no sabe que ya está embarazada), los movimientos presionantes de los intestinos, las caídas y accidentes, deben ser responsables de una gran cantidad de abortos que se producen en algún momento durante el primer período después de la concepción, pues las formas de cigoto y embrión humanos se agarran muy débilmente a la existencia y son gravemente lesionadas por cosas que la madre consideraría sin importancia.
Una vez pasada la primera falta menstrual las posibilidades del aborto disminuyen rápidamente, y solamente cuando la criatura es una monstruosidad genética o cuando se intentan abortos, puede esperarse que éstos se produzcan. Las monstruosidades representan un porcentaje tan reducido que son insignificantes como posibilidad.

La bolsa amniótica (saco membranoso que contiene al feto en desarrollo y el líquido amniótico) puede ser agujereada mucha vecers y rápidamente, puede vaciarse toda su agua después del primer período, y la criatura aún puede sobrevivir. En el aberrado no son infrecuentes veinte o treinta intentos de aborto, y podría haberse atravesado el cuerpo o el cerebro del bebé en cada intento.

Antes de su nacimiento el niño no depende de los sentidos estándares para sus percepciones. Los engramas no son recuerdos sino registros a nivel celular. Por lo tanto, el niño no necesita tímpanos para grabar un engrama. Hay casos a mano en los que cualquiera que fuera el mecanismo auditivo que tenía el niño en estado prenatal, éste debe haber sido temporalmente destruido por un intento de aborto. Y a pesar de ello el engrama se registró. Las células construyeron el aparato que había de ser la fuente del sonido para los bancos estándares, y almacenaron sus propios datos en el banco reactivo.

La liberación de estos engramas significa la restauración de la racionalidad del individuo muy por encima de la norma actual y una estabilidad y bienestar mayores de los que el hombre jamás pensó que poseyera. Estos engramas han sido confirmados tomándose los datos del niño, de la madre y del padre, y verificándose todos los datos. Así que estamos manejando aquíe hechos científicos que, por sorprendentes que sean, no dejan de ser ciertos.

La madre, por lo tanto, debe ser extremadamente amable consigo misma durante el embarazo, y todos los que la rodean deben estar totalmente informados de la necesidad de guardar silencio después de cualquier sacudida o lesión. Y en vista del hecho de que no es posible saber cuándo una mujer ha quedado embarazada, y en vista también de la alta potencialidad dde aberración de los engramas del cigoto y el embrión, es obvio que la sociedad debe mejorar el trato que da a las mujeres, si se ha de preservar la salud futura de la criatura.
Dianética preventiva, en la esfera del hogar, debe poner énfasis en la mujer para proteger a la criatura. Como primer paso, a una madre se la debe aclarar (liberar de engramas), porque cualquier madre que intente el aborto está bloqueada en la segunda dinámica, y cualquier bloqueo amenaza su salud, al igual que su felicidad. Se ha encontrado que la aberración sexual va acompañada de antipatía hacia los niños.

A nivel individual, Dianética preventiva requiere padres claros y, después, precaución para no aberrar a la criatura, y más precaución para no activar cualquier aberración que el niño pudiera haber recibido. Es muy fácil hacer esto. Mantén silencio en presencia de cualquier lesión. Haz lo que tengas que hacer por lesionado o el enfermo y hazlo en silencio.

Mantén silencio en presencia del nacimiento para salvar la cordura de la madre y la del niño y para proteger el hogar al que irán. Y mantener silencio no significa un torrente de "shsss", porque eso produce tartamudos.
En un terreno más amplio, mantener silencio en torno a una persona "inconsciente" o lesionada es de tal importancia que solo lo supera el evitar que se produzca una "inconsciencia".

No digas nada ni hagas ningún ruido en torno a una persona "inconsciente" o lastimada. Hablar, no importa lo que se diga es amenazar su cordura. No digas nada mientras se está operando a una persona. No digas nada cuando hay un accidente en la calle. ¡No hables!

No digas nada en torno a un niño enfermo o lastimado. Sonríe, muéstrate tranquilo, pero no digas nada. Las acciones no comunican más que las palabras, pero acciones son lo único que se puede realizar en torno a los enfermos y lesionados, a menos que uno tenga un fuerte deseo de llevarlos a la neurosis o a la demencia, o al menos producirles una enfermedad futura.

Y por encima de todo, no digas nada en el entorno de una mujer que haya sido golpeada o sacudida de algún modo. Ayúdala. Si ella no habla, no le contestes. Simplemente ayúdala. No tienes idea de si está embarazada o no.

Y es un hecho notable, un hecho científico, que los niños más sanos proceden de las madres más felices. Por una parte, el acto de dar a luz es un asunto muy leve para una madre que es clara. Solo los engramas de nacimiento de la madre lo hacían difícil. Una madre que es clara y que por lo tanto no tiene engramas no necesita anestesia. Y eso está bien porque la anestesia produce un niño aturdido y el engrama, cuando reacciona, lo hace aparecer como un niño lerdo.
Una mujer feliz tiene muy pocas dificultades. E incluso unos pocos engramas, que llegan pese a todas las precauciones, no son nada si el tono general de la madre es feliz.
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Aclaración de Jorge Olguín: Los engramas se desactivan cuando se les quita el dolor y automáticamente pasan al archivo de la mente analítica como recuerdos, en cuyo caso ya no son aberrativos. Debe recordarse que los engramas son, en esencia, recuerdos, solo que se encuentran retenidos en la mente reactiva por el dolor y no se hallan al alcance de la conciencia mientras no se trasladen a los bancos de memoria estándares. Debe tenerse en cuenta también que las percepciones que forman los recuerdos, una vez incorporados al mecanismo mental, no pueden eliminarse: siempre están allí, al alcance de la mente analítica, aunque si se han archivado en la mente reactiva obviamente será necesario utilizar la terapia dianética para hacerlos visibles.