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Enigmas develados

Apuntes sobre la mente humana X4/10/2011

APUNTES SOBRE LA MENTE HUMANA X

BASADOS EN LOS DESCUBRIMIENTOS DE L. RONALD HUBBARD

por Horacio Velmont

Con la publicación en 1951 de La ciencia de la supervivencia, de L. Ronald Hubbard, el tenebroso arte del control mental se puso al descubierto por vez primera.

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Existe una forma de hipnotismo que cae entre las intervenciones quirúrgicas y el hipnotismo directo sin dolor físico. Esta forma de hipnotismo ha sido un secreto celosamente guardado por ciertas organizaciones militares y de inteligencia. Es una maligna arma de guerra y puede ser mucho más útil en la conquista de una sociedad que la misma bomba atómica. 

No es una exageración. La generalización del uso de esta forma de hipnotismo en operaciones de espionaje es tan extensa hoy en día, que hace mucho tiempo que la gente debería haberse alarmado al respecto.

Nos estamos refiriendo a la hipnosis por droga dolorosa. Se requirió del procesamiento dianético para descubrirla, pues de otra manera se hubiera mantenido oculta e insospechada.

El hipnotismo tiene la virtud, por lo menos, de requerir el consentimiento del sujeto hipnótico antes de que el hipnotismo se realice. Más aún, el hipnotismo tiene una virtud adicional sobre la hipnosis con drogas y sobre la hipnosis con droga dolorosa, en el sentido de que un individuo en estado hipnótico rara vez realizará un acto inmoral a pesar de que el hipnotizador le ordene hacerlo, a menos que ese individuo normalmente realice tales actos.

El hipnotismo por droga no se tiene que realizar con el consentimiento del individuo. Un individuo que está drogado puede recibir y obedecerá mandatos hipnóticos dados por el médico o por el operador y continuará obedeciendo estos mandatos después de despertar del sueño inducido por las drogas.

La hipnosis por drogas se puede inducir utilizando el método de poner un sedante fuerte en la bebida de un indiviuo, amordazándolo repentinamente con una pañoleta de seda por la espalda e inyectándole morfina en el brazo, descubriendo al individuo cuando está tomado, poco después que ha sido operado, durante una operación, o durante la administración de choques electrícos o sedantes en un asilo para dementes. De ahí en adelante el operador trabaja en forma muy similar al hipnotismo ordinario.

La hipnosis por droga se puede administrar verbalmente, de modo que el paciente no solo olvidará lo que se le ha dicho, no obstante que lo realice, sino que también olvidará que le han dado hipnosis por droga si se incluye ese mandato, y hasta se le puede dar información para justificar el tiempo durante el cual se le dio la hipnosis.

Entonces, la hipnosis por droga se puede realizar sin el consentimiento del sujeto y comúnmente se hace de esta forma aun por los médicos en el curso normal de la práctica.

No existe nada nuevo ni extraño sobre la hipnosis por droga. Ocasionalmente no funciona como el operador se propone, y es por esto que no va contra el tono moral normal del individuo a menos que, desde luego, inevitablemente lo haga descender en la escala tonal, originando como consecuencia una tendencia hacia una moral generalmente más baja.

Pero debido principalmente al propósito del operador, la hipnosis por droga dolorosa es un procedimiento mucho más maligno.

Se ha descubierto que cuando se le golpea y se le dan órdenes a un individuo drogado, casi invariablemente obedece estas órdenes sin importar hasta qué grado menosprecien su tono moral, su posición o sus mejores intereses en la vida.

Antes de Dianética era insospechada la difundida utilización de esta práctica debido a que no existían medios para que se pudiera siquiera detectar la existencia de la hipnosis por droga dolorosa. A un individuo se le puede hipnotizar por droga dolorosa el martes por la noche y puede despertar el miércoles por la mañana sin conocimiento del hecho de que la noche anterior fue aporreado cuando salió de su auto, que se le puso una inyección, que se le golpeó dolorosamente pero no tanto como para dejar alguna marca, y que se le puso silenciosamente en su propia cama.

Este individuo no sabe que le ha sucedido algo poco común; ni siquiera lo sospechará cuando confronte el hecho de que su conducta está en ciertos aspectos extremadamente cambiada. Si el operador criminal lo deseó así, este individuo en realidad obedecerá los mandatos hasta el punto de empezar una amistad con alguna persona que el operador indicó, conduciendo sus asuntos en lo sucesivo de acuerdo a las sugerencias de este "amigo".

Los experimentos realizados para comprobar la efectividad de la hipnosis por droga dolorosa dio como resultado que es tan extremadamente destructiva para la personalidad y tan infalible en su acción que no hubo otra alternativa que  suspender las prácticas a fin de no poner en peligro la cordura de los individuos.  

 

DOLOR-DROGAS-HIPNOSIS

POR L. RONALD HUBBARD

Extractado de: http://www.lronhubbard.org/spn/fightrae/page064.htm

 

Existe una técnica muy peligrosa y que no se conoce públicamente, usada por los psiquiatras para instalar un comportamiento compulsivo en una persona.

El hipnotismo es la acción de someter a fijación a una persona para que reaccione sólo a órdenes exteriores.

La sugestión post-hipnótica consiste en implantar por debajo del nivel de consciencia una orden, mandato o sugestión que la persona, cuando vuelve a estar despierta, obedecerá. Estas son acciones bien conocidas.

Sin embargo, cuando se comprende que hay personas que dicen que “no creen en el hipnotismo”, cuando ha sido una actividad común durante unos dos siglos, no debería asombrar que el gran público, e incluso algunos hipnotizadores, no sean conscientes de un fenómeno mental mucho más siniestro conocido como dolor-drogas-hipnosis.

Sólo alrededor del 22% de la población, según algunos hipnotizadores, es susceptible al hipnotismo; el resto es más o menos inmune a él.

Por otra parte, el dolor-drogas-hipnosis es efectivo en el 100% de la población. Con frecuencia deja a una persona perturbada mentalmente.

En esencia, el hipnotismo es un proceso que funciona en una persona que ya está bastante abrumada. La acción del hipnotizador es fijar la atención de una persona así y causar que la persona reaccione sólo a las órdenes del hipnotizador. El mecanismo, que no se había comprendido bien antes de Dianética, es en realidad bastante simple. Una “persona sugestionable” (alguien que puede ser hipnotizado) es ya alguien cuya inseguridad fácilmente le hace abandonar, cuando está sometida a fijación, su propio autodeterminismo y aceptar el determinismo ajeno de un hipnotizador. Incluso se “transferirán” sensaciones corporales, como lo descubrió Mesmer en 1775.

Cualquier persona colocada en una condición emocional de terror, la emoción más común provocada por los psiquiatras en los pacientes, con una razón comprensible, está sometida a fijación. Sabe que el psiquiatra en un establecimiento psiquiátrico probablemente la dañe gravemente o la arruine físicamente, la esterilice o la despersonalice.

Una persona así responde con prontitud a órdenes subconscientemente. Está en un frenesí por estar de acuerdo con cualquier cosa en un esfuerzo frenético por escapar de alguna parte de la agonía del “tratamiento”.

En los campos de exterminio nazis, los reclusos judíos incluso mataban a otros judíos con que tan sólo se lo sugirieran, tal era el grado de fijación en el símbolo del terror nazi.

Cuando a esto se le añaden drogas para abrir el subconsciente y hacer que el impacto de los mandatos sea más profundo, tienen lugar efectos mayores y más duraderos. Los mandatos dados a una persona en este estado, aun cuando sean irracionales o vayan en contra de sus intereses o su seguridad, se pueden hacer efectivos.

Cuando a las drogas se añade entonces dolor de gran intensidad, acompañado de mandatos, la persona continuará obedeciendo la orden posteriormente. Esto es cierto aun cuando la orden cause la muerte.

Para decirlo de otro modo: una persona bajo la influencia hipnótica normal no ejecutará órdenes contrarias a su código moral. Una persona bajo hipnosis con drogas, posteriormente obedecerá órdenes incluso contrarias a sus intereses. Bajo dolor y drogas, una persona aceptará órdenes que incluso puedan causar su muerte, y después las llevará a cabo. Es cuestión de la cantidad de efecto que se ejerza físicamente sobre ella. Identifica el dolor con la fuerza de la orden. Las drogas reducen su voluntad de resistirse.

Los psiquiatras usan dolor-drogas-hipnosis como actividad ordinaria en establecimientos psiquiátricos. Hablan a personas drogadas durante choques de 50.000 voltios o después de ellos. A menudo instalan una sugestión post-hipnótica.

El problema con todo esto no es sólo su inmoralidad. El hipnotismo disminuye la habilidad del individuo para llegar a ser consciente de la inhabilidad mental que lo oprime. La ruta a la cordura es llegar a ser consciente de la raíz del problema. Incluso si se le ordena estar sano o ponerse bien, el efecto es una persona aturdida y que está de acuerdo, la cual, bajo una fina capa, está más loca que nunca. Y el “tratamiento” desaparece gradualmente en menos de seis meses, dejando a un ser enfermo y dañado.

Sin embargo, este tipo de coacción, hipnotismo, tiene usos mucho más mortales. El psiquiatra está perfectamente bien consciente de ellos.

A una persona drogada y en estado de shock se le puede ordenar matar, y a quién matar, y cómo hacerlo, y qué decir después. Y dependiendo de la pericia con que se administre el “tratamiento’’, la persona, ahora despersonalizada y solamente un robot, hará sólo eso.

Ves, pues, por qué los cienciólogos, siendo técnicamente superiores a los psiquiatras y estando a unos cientos de años luz por encima de ellos moralmente, se oponen con seriedad a la indiferencia oficial hacia los tratamientos de choques eléctricos y con drogas.

El Cienciólogo es temido por el psiquiatra porque un cienciólogo puede encontrar y causar la recuperación de estas acciones psiquiátricas en pacientes mentales psiquiátricos.

Encontramos órdenes de pagar al psiquiatra enormes honorarios, de cometer adulterios: todo tipo de cosas que cuando son reveladas mediante las técnicas suaves y no físicas de Cienciología, ponen a la persona bien otra vez. El “tratamiento” psiquiátrico la puso enferma y la dejó así hasta que apareció el cienciólogo y desenterró esto para el paciente.

Los cienciólogos no tratan al demente. ¿Por qué? Porque las estadísticas crecientes de demencia se pueden atribuir directamente a la brutalidad de los psiquiatras. El 90% de los “dementes” se pondría bien en una semana o dos si se les dejara en paz. Los pacientes internados en los sanatorios saldrían seis semanas antes, como promedio, si no se les aplicaran choques eléctricos, de acuerdo con las propias estadísticas de los psiquiatras. Pero por 2.000 dólares al mes en Estados Unidos o 60 libras a la semana en el Reino Unido, no sería rentable, ¿verdad?

Los psiquiatras luchan contra Cienciología no sólo por razones económicas. Una tecnología superior es siempre una amenaza para la vieja escuela.

En este caso, es una amenaza para la vida y la libertad de los psiquiatras personalmente.

Los auditores de Cienciología encuentran en estos pacientes mentales violación, perversión, orgías sexuales, órdenes de pagar enormes honorarios, de cometer crímenes: muchas cosas desagradables.

Los psiquiatras gritan: “Es sólo ilusión, engaño”. Si lo es, ¿entonces por qué se recupera el paciente? ¿Y por qué se pueden verificar las fechas y las identidades?

Una persona que está demente está en una condición bastante agonizante para empezar. Después dañarla brutalmente, usar al paciente como un juguete sexual, como Frieda Fromm-Reichmann testifica en su libro de advertencias para los psiquiatras, usar una tecnología curativa para extorsionar, son todos ellos crímenes.

Algún día la policía tendrá que poner bajo control a los psiquiatras. Ésa es la razón principal de que el psiquiatra luche contra Cienciología con tal terror. El psiquiatra está siendo descubierto.

Pero que cualquier alto cargo oficial defienda a la psiquiatría o luche por ella contra los enemigos de esta, es una estupidez. Un alto cargo oficial así tiene muy poco conocimiento para vivir. Aquí está el porqué:

Dos pacientes mentales atacaron al Dr. Verwoerd, el difunto Primer Ministro de Sudáfrica.

Apenas se había recuperado del todo del primer intento de asesinato por parte de un paciente mental, cuando fue atacado y asesinado con éxito por otro.

En casi todos los asesinatos políticos importantes se encontraron psiquiatras que rápidamente se pusieron manos a la obra para hacer que la persona escapara o para ponerla fuera de la vista.

La famosa defección de [Guy] Burgess y [Donald] Mclean vino poco después de un tratamiento psiquiátrico.

En verdad no es políticamente seguro permitir el uso de los choques eléctricos, la brutalidad y la cirugía en pacientes mentales.

Concedamos que el aspecto humanitario, la destrucción de seres humanos, la violación, el secuestro y las violaciones de los derechos humanos, no les interesa a algunos altos cargos oficiales.

La amenaza política de la técnica psiquiátrica de dolor-drogas-hipnosis no puede ignorarse.

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LECTURA RECOMENDADA

El fraude de la Psiquiatría (exhaustivo informe de la Comisión de Derechos Humanos) 

https://www.youtube.com/watch?v=7WbmywiREZA&feature=email

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Apuntes sobre la mente humana IX3/10/2011

APUNTES SOBRE LA MENTE HUMANA IX

BASADOS EN LOS DESCUBRIMIENTOS DE L. RONALD HUBBARD

por Horacio Velmont

El mecanismo mediante el cual la mente puede provocar incapacidad física o predisponer al cuerpo a una enfermedad y perpetuarla es algo básicamente muy simple. La complejidad llega cuando uno empieza a combinar todos los factores posibles; entonces puede escribirse una lista asombrosa de enfermedades potenciales. 

Se puede realizar una serie de pruebas sencillas en pacientes previamente drogados o hipnotizados que demostrará clínicamente este mecanismo básico. Se hipnotiza a un paciente; se le da la sugestión imperativa de que podrá oír con mucha mayor agudeza. Esto es "audición amplificada". De hecho por todas partes existen aberrados que poseen audición amplificada.

Mediante sugestión se puede disminuir o aumentar la capacidad de audición a tal grado que una persona se vuelva casi sorda o que pueda escuchar caer alfileres a mucha distancia. Cuando se elimina la sugestión, la capacidad auditiva del individuo vuelve a su estado normal previo.

De la misma forma se pueden hacer experimentos con los ojos utilizando la sensibilidad a la luz. Se aumenta o disminuye la visión del paciente de modo que sus ojos sean mucho más o mucho menos sensibles a la luz de lo que es normal para él. Esto se hace íntegramente a base de sugestión verbal, como: "La luz te parecerá muy, muy brillante", o bien: "La luz te parecerá tan tenue que te será difícil ver".

Con la primera sugestión puede hacerse que el paciente vea casi tan bien como un gato, aunque otras personas presentes puedan pensar que es imposible ver las cosas que el paciente indica sin equivocarse. En la segunda sugestión el paciente puede ser colocado bajo una luz casi cegadora y será capaz de leer a través de un gran resplandor con visible comodidad.

El sentido del tacto puede ser igualmente aumentado o diminuido mediante sugestión verbal hasta el grado de que el tacto se haga dolorosamente agudo, o tan pobre que apenas sienta.

Algo similar ocurre con los otros sentidos. Aquí tenemos simplemente la palabra hablada que penetra en la mente y hace que la función física varíe.

Dirijámonos ahora al corazón. Mediante hipnosis profunda o drogas se pone a un paciente en trance amnésico, un estado del ser en el que el "yo" no está controlando, sino que el operador es el "yo" (y eso, en realidad, es todo lo que hay respecto a la función de la hipnosis, la transferencia del poder analítico del individuo al operador mediante la ley de afinidad, algo que tuvo un resultado racial y un valor de supervivencia en los animales que andaban en manadas).

Debe tenerse la precaución de elegir para este experimento a un paciente que posea un corazón muy sano y sin antecedentes de enfermedades cardíacas, porque este experimento, más que ningún otro experimento hipnótico, puede enfermar seriamente a un paciente con antecedentes cardíacos. No se debe llevar a cabo ninguna de estas pruebas hipnóticas sin conocer Dianética a fondo, de modo de saber con seguridad cómo se eliminan las sugestiones.

Cabe la advertencia de que la hipnosis, del modo en que se la practica, es un asunto fulminante, y el hipnotizador que no está familiarizado con Dianética no tiene más idea de como librar al individuo de una sugestión que él ha creado que lo que pueda saber sobre cómo pelar un átomo.

Los hipnotizadores han creído que lo sabían, pero Dianética ha tratado muchísimos casos que anteriormente fueron hipnotizados y resultaron estar completamente "embrollados". La advertencia esta hecha y nuestra responsabilidad salvada.

Con tan solo la sugestión imperativa se puede aumentar o reducir la velocidad del ritmo cardíaco o se puede excitar el corazón de alguna otra manera. Aquí hay palabras que, dirigidas a los más profundos niveles de la mente, causan acción física. Además, por mera sugestión, puede inhibirse el flujo de sangre en algún área del cuerpo (este experimento en particular sobrecarga al corazón, de modo que hay que tener mucha precaución).

Por ejemplo, se puede impedir que la sangre llegue a una mano, de modo que si cortáramos una vena de esa mano sangraría muy poco, si es que sangra.

Algunos faquires de la India utilizan este truco para asombrar a los turistas, ya que incluso estando despiertos pueden inhibir el flujo sanguíneo. A una orden, una herida sangra o deja de sangrar. Esto se puede provocar a través de la hipnosis, pero el mecanismo se desvanece rápidamente, y en unos pocos días tiene que ser renovado: el cuerpo tiene su propio funcionamiento óptimo, y aunque tal función puede ser manejada conscientemente, el mantener el flujo de la sangre en la mano no es una tarea analítica de nivel superior.

El asunto es que se puede interrumpir el flujo de la sangre mediante sugestión verbal. Las palabras establecen conexión con el ser físico.

Desde ya que los estigmas no tienen nada que ver con la santidad, sino con la mente reactiva y la restimulación de engramas. Incluso se pueden provocar a través de la hipnosis. Se han hecho experimentos al respecto. 

Las excreciones están entre las cosas que son más fáciles de regular mediante la sugestión. El estreñimiento puede ser causado o curado mediante sugestión imperativa, con una velocidad y facilidad notables. La orina también puede ser controlada de este modo. Y lo mismo sucede con el sistema endocrino.

Antes del procesamiento dianético los hipnotizadores pensaban que simplemente recordar estas sugestiones las mitigaría y que el poder de la sugestión desparecería con el tiempo. Estas dos ideas son falsas. La sugestión hipnótica sigue archivada en la mente reactiva mientras no sea descargada y está sujeta a la restimulación de la misma forma que cualquier engrama. 

Desde ya que las conversaciones de los cirujanos en torno al paciente anestesiado, así como los percépticos que haya durante la operación, constituyen un hipnotismo muchos más serio, duradero y salvaje que el hipnotismo ordinario, que no incluye dolor físico o drogas hipnóticas.

Aquellos cirujanos que estaban seguros de que sus pacientes estaban inconscientes, y que en ese estado no llevaban ningún registro, quedaban asombrados cuando esos mismos pacientes, bajo el procesamiento dianético, repetían la conversación que muy bien recordaban haber utilizado y describían con gran minuciosidad operaciones que por no ser médicos estaban fuera de su conocimiento. 

El obstetra, cuya paciente sufre de psicosis de post-parto, tiembla cuando descubre que fueron sus palabras, dichas sobre quien creía inconsciente, las que dejaron en su mente el mandato que provoca que aborrezca al niño y que trate de matarlo diez días después del parto.

Es difícil lograr que un ser humano acepte una responsabilidad de esta magnitud, ya que lo que se puede hacer en el quirófano es muy aterrador. En la actualidad, los chistes obscenos y de mal gusto y los comentarios derogatorios personales sobre el paciente son la conversación común en los quirófanos.

En la actualidad son muchos los hospitales de Estados Unidos que al saber sobre el daño que se puede hacer en el quirófano están entrenando a sus cirujanos para que solo hablen lo necesario cuando están cerca de los pacientes anestesiados.

Viviremos para ver la época, dentro de pocos años, en que se considerará un atentado a la cordura, y se sancionará penalmente, hablar en las cercanías de una persona inconsciente.

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