Juan Jose Alvarez

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Vivir con miedo es perder la libertad - Publicado a las 08:47 PM el 16/4/2013 por Juaj Jose Alvarez
Por Juan José Alvarez
La sociedad es insegura si no tiene garantizadas las oportunidades para desarrollar-se. No es segura si no son claros los valores por los cuales valga la pena luchar coti-dianamente.
Luego de un largo proceso de reinstitucionalización del País, enfrentamos una nueva etapa en la que el Estado y la sociedad civil deben priorizar una impostergable instan-cia de paz social, equidad, justicia y bienestar. Una instancia superadora que complete y complemente el indiscutido crecimiento macroeconómico que ha protagonizado la Argentina de los últimos años.
Pero esto no será posible si el miedo domina a la sociedad. El pueblo no sólo le teme a los delitos que manifiestan una carga de violencia cada vez mayor; existen otros miedos, otras expresiones de la inseguridad que crecen en los sectores más empo-brecidos de la sociedad.
El desafío, en el marco de los condicionamientos que impone el proceso de globaliza-ción mundial, es lograr para nuestro pueblo formas de crecimiento y desarrollo con jus-ticia social, adaptando objetivos y políticas a los cambios vertiginosos de la era del co-nocimiento. Para eso, es imprescindible que el Estado asuma la responsabilidad de otorgarle seguridad a los ciudadanos en una tarea que va más allá de evitar delitos y erradicar la violencia.
La sociedad reclama medidas urgentes para combatir con éxito el flagelo de la insegu-ridad, aunque la mayoría de los ciudadanos se resiste a creer que existan posibilida-des ciertas de concretar este objetivo. Debemos, por tanto, vencer la indiferencia, la desconfianza y la frustración de la gente.
Si al descreimiento de la gente se le sumara la indiferencia del Estado, la situación empeoraría de manera insospechada. Hace falta aplicar medidas, a mediano y largo plazo, destinadas a combatir las causas de la inseguridad. Pero el miedo no espera.
Ante esta urgencia es necesario trabajar sobre las consecuencias sin tomar decisiones apresuradas basadas exclusivamente en el accionar policial; de hecho, la complejidad de las sociedades modernas hace poco eficaces las tradicionales formas de lucha co-ntra el delito. La seguridad pública no es vista ya como un problema policial o judicial, es un fenómeno social que nos involucra a todos.
Obviamente existen diferentes niveles de responsabilidad. Debemos dignificar la labor policial dotándola de mayor preparación técnica y mejor calidad humana, con un pla-neamiento inteligente y concertado con respecto a las normas legales y a los derechos humanos. Para esto también resulta esencial la participación efectiva de la comunidad, porque sólo desde una profunda actitud de mutua colaboración en la búsqueda común de alternativas y soluciones, se puede abordar racionalmente una problemática tan ur-gente como el mantenimiento de la seguridad urbana.
Este es, sin dudas, uno de los elementos característicos de las organizaciones policia-les modernas, y esta interrelación con diferentes entidades sociales, es la que garanti-za el adecuado control de la manera en que se realice la actividad policial. En definiti-va, un nuevo modelo de vigilancia basado en la incorporación de los ciudadanos en forma dinámica y comprometida en la tarea de prevención.
El Plan de Seguridad que se implementa en esta Municipalidad tiene un fuerte compo-nente de acciones preventivas, porque estamos convencidos que la represión, la segu-ridad privada y las rejas, no son las respuestas adecuadas para erradicar este mal que afecta a todos los sectores sociales de la comunidad.
Se trata de vencer la desconfianza, salir de la apatía, fortalecer la cohesión social, la participación popular, ganarle al miedo, en definitiva: ser libres.

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