DEJO EL CARGO EL SECRETARIO DE SEGURIDAD PORTEÑO   
Por Santiago Rodríguez 
 
     
   Juan José   Alvarez hizo ayer su última aparición pública como   funcionario porteño y trató de dejar instalada la misma imagen   que procuró dar desde el día en que asumió al frente de la   Secretaría de Seguridad: que en su paso por ese cargo marcó un   antes y un después en lo que se refiere al diseño y aplicación de   las políticas de control de la Ciudad de Buenos Aires. “Se   reforzaron con éxito las áreas de control y fiscalización”,   enfatizó Alvarez y agradeció el apoyo que le dio Aníbal Ibarra,   quien no participó de su despedida mediática. Diego Gorgal, hasta   ahora su principal colaborador, quedará a partir de hoy al frente   del área. 
 
     
   Alvarez deja su puesto en el gabinete porteño para volver a   sentarse en su banca de la Cámara de Diputados, donde pidió una   licencia por 120 días cuando Ibarra lo convocó en medio de la   crisis en que quedó inmersa su administración después de la   tragedia de República Cromañón. Aunque tenía posibilidad de   seguir un par de semanas más en su cargo, el diputado duhaldista   prefirió adelantar su salida para poder hacer un viaje a Europa   que tenía pendiente. 
     
   Como acostumbró a moverse en los tres meses y medio en que estuvo   al frente de la Secretaría de Seguridad porteña, Alvarez llamó a   los periodistas por cuenta propia y se presentó flanqueado   únicamente por el equipo que lo acompañó en su gestión: Gorgal;   su jefe de gabinete de asesores, Rafael González Alemán; y la   subsecretaria de Emergencias, Lía María. La conferencia de prensa   fue en su despacho del cuarto piso de la Jefatura de Gobierno de   la Ciudad y atento al carácter de despedida del encuentro hasta   cuidó el detalle de ofrecer triples de miga y gaseosa a quienes   concurrieron. 
     
   “No voy a hablar de política. De eso hablaré en todo caso a   partir de mañana (por hoy) a las tres de la tarde, cuando vuelva   a ser diputado nacional”, aclaró Alvarez de entrada. Así, se   aseguró que la atención se centrara sólo en lo que fue su gestión   en la ciudad y clausuró la posibilidad de que se lo consultara   sobre su futuro político y sus deseos de ser candidato a senador   bonaerense, como también de la decisión de Ibarra de ungir a   Gorgal como su sucesor. 
     
   Gorgal asumirá como secretario de Seguridad hoy a las tres de la   tarde. Alvarez siempre alentó la idea que su segundo –vinculado   con el macrista Horacio Rodríguez Larreta– fuera su reemplazante.   Ibarra finalmente tomó esa opción de marcar la continuidad de las   acciones encaradas tras la tragedia de República Cromañón. Así   buscó demostrar además que su “amplitud” política sigue vigente   con un aditamento particular: el peso y la presencia de Gorgal no   son ni de lejos los Alvarez. Los hombres de Ibarra se encargan de   remarcarlo cada vez que pueden, como ayer que en la intimidad   contaban que Gorgal había manifestado que prefería que no fueran   demasiados periodistas a su jura como miembro del gabinete. 
     
   En el repaso de su gestión, Alvarez contó que le tocó atravesar   “días muy difíciles para todos los argentinos por lo que sucedió   en Cromañón”, pero remarcó que “se reforzaron con éxito las áreas   de control y fiscalización” y agregó: “Queremos que este fatídico   30 de diciembre no se olvide y que nunca más tengamos que volver   a hablar de esto”. 
     
   Alvarez precisó que mientras estuvo en su cargo se realizaron   12.834 inspecciones; 9505 fueron a locales bailables y el resto   repartidas entre bares, cafés, restaurantes, jardines de infantes   y kioscos. También puso de relieve que se elaboró una nueva   normativa de emergencia para los boliches, los convenios firmados   con organismos como la AFIP, el Ministerio de Trabajo y la   Oficina Anticorrupción, la tarea hecha con entidades intermedias   y la creación de un sistema de descentralizado de recepción de   denuncias. Aun así advirtió: “El peor error es creer que se   alcanzó el objetivo de erradicar definitivamente la inseguridad”.