La minería genera el 45% del PBI mundial, directamente o a través del uso de productos que facilita a otras industrias. Esto es así porque los ingresos que genera la industria minera contribuyen con el 11,5% del PBI global, los servicios a la minería con el 21 a 23% y los fertilizantes para agricultura, el fuel para transporte y los materiales para la construcción, combinados, llevan a que la contribución supere el 45%.
Mark Cutifani, CEO de AngloGold Ashanti señaló en la reciente conferencia Mining for Change realizada en Johannesburgo (Sudáfrica) en este contexto que “mucho menos del 1% de la superficie de la superficie de la Tierra está dedicada a la minería, consume menos del 1% del agua mundial, y los productos extraídos ayudan incluso a purificar mucho más el agua. Además, la minería emite menos del 3% de los gases de carbono en el mundo”.
Los tres minerales de mayor demanda global se producen, en mayor o menor medida, en Latinoamérica: ellos son el carbón, el cobre y el mineral de hierro. La minería es una gran generadora de demanda laboral intensiva y proveedores locales, y su impacto en el mercado laboral es enorme; también lo es en la actividad económica local, impulsando la multiplicación de proveedores de la enorme diversidad de bienes y servicios que requiere; en la educación, motorizando la formación de profesionales; y por sobre todo en las comunidades, generando desarrollo y un mejor futuro.