OBSESION
Vimos a un hijo que trata de escapar de la atmósfera sofocante de una familia donde nada se dice pero hay mucho bla, bla.
Vimos a un padre que trata por todos los medios de cumplir su misión, buscando también huir, pero elige mal el camino. Quiere ser “nadie” y lo realiza destruyendo todo lo que había sido.
Vimos a una madre, que sólo ve a través de los ojos de su hijo, sin darse cuenta que tal obsesión no conduce a un buen final.
Vimos a Ana, que busca no caer en el incesto pero no hace más que repetir, repetir y repetir. Pulsión de muerte que se realiza cada vez que se enamora.
Vimos, vimos, vimos, pues hoy más que nunca, con esta película, nos confrontamos con la perversión de la mirada. Miradas profundas que van más allá de las palabras, que dan consistencia al sujeto y que cuando faltan se es “nadie”.
Exhibición que atrapa la mirada. Acting-out (olvido de la llave en la puerta) que muestra, y va dirigido a un destinatario (el hijo) para que vea que es “alguien: un hombre, un padre que tiene y puede.
Ps. Maria Nela DOMBRONSKY
mndombronsky@gmail.com
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