Gracias a Dios

Gracias a Dios, y a pesar de los hombres, el Episcopado Nacional Argentino ha emitido un certero, oportuno y muy necesario documento pastoral destinado movilizar las conciencias adormecidas de la feligresía católica, con miras a las próximas elecciones nacionales a realizarse en octubre de 2007.

El clientelismo, la dádiva y la esclavitud política son duramente condenados por este documento, el cual evidencia un malestar endémico del poder político y sus sociedades (anónimas o no), las que arrían votantes cual ovejas a la esquila, ovinos que luego de dar su preciada lana son desechados desnudos a su propia suerte hasta la próxima elección, perdón… esquila.

La falta de posibilidad de una verdadera elección de candidatos, produce que la población acuda a votar por uno de los nombres propuestos por el sistema partidocrático de la democracia moderna, obligando al ciudadano a optar y no a elegir a quién se le entrega el mandato de gobernar la Patria.

Dentro del maquiavélico esquema de equilibrio ideado por el pensamiento post-revolución francesa para el sostenimiento del status quo de los grupúsculos de poder, hoy encarnado en el Nuevo Orden Mundial, el hombre está obligado a decidir si bebe arsénico, cianuro o veneno para ratas, sin tener la posibilidad de negarse a ingerir la mortal pócima.

Todo intento de voz que se pronuncie a favor del iusnaturalismo, es tildado despectivamente por las corrientes modernistas de obtuso, arcaico y dogmático, censurándolo en extremo y cometiendo de esta forma el crimen de intolerancia que tanto dicen perseguir, quedando a la luz que los derechos de la democracia son para quienes el sistema quiere que sean, lo cual no es más que un despotismo camuflado.

Los Obispos de la República Argentina, contradiciendo la mundanería y oyendo el firme reclamo de los Santos y Doctores de la Santa Iglesia Católica (Santo Tomás de Aquino, Santo Tomás Moro, SS San Pio X y muchos otros), se pronunciaron en contra de las corrientes antinaturales y llamaron a no respetar ni acatar ninguna ley que contradiga la vida y el Orden Natural. Por fin nuestros Obispos se calzaron bien las sotanas (y los pantalones largos)

Esta desobediencia y rebelión civil pacífica no es más que el férreo combate en pos del no nacido, el repudio al aborto, la prohibición de la eutanasia y reclamar la no despenalización del consumo de drogas, pero también es enfrentarse a toda forma de gobierno que por acción u omisión se oponga a las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, como lo son el marxismo, la anarquía, la masonería y el liberalismo denunciados por SS León XIII, y refrendados por numerosos Santos Padres que lo sucedieron, entre ellos SS Benedicto XVI

Por lo tanto, todo católico que acate, haga respetar, promulgue y/o invoque una ley antinatural sancionada por los debidos carriles democráticos y jurídicos, estará cumpliendo con el estado de derecho positivista, pero indefectiblemente cometerá pecado mortal. Esto también se aplica para los católicos que voten a candidatos y/o partidos políticos que promuevan leyes antinaturales.

Los Obispos cumplieron estando a la altura que las circunstancias reclaman, ahora es el turno de los fieles, quiénes deben decidir si adoran al becerro de oro que promete bienestar inmediato desde su pagano pedestal, o asumen el compromiso que les compete y hacen tronar el escarmiento ajustándose al único Camino, Verdad y Vida. Nada nuevo en estos últimos dos mil años, ejercer el libre albedrío de  pugnar por salvar el alma para la eternidad o salvar la carne para este mundo pasajero.