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  El tacto es una virtud un tanto olvidada, porque ahora se estila decir lo primero que se nos venga a la mente, sin pensar si con ello estamos hiriendo a los otros, confundimos la sinceridad con la falta de tacto y de tolerancia y el único que obtiene jugosas ganancias es nuestro ego que se  infla como un sapito, creyendo tener la última palabra, sin siquiera darse cuenta que con nuestros juicios y prejucios, no sólo estamos hiriendo a otros, sino que también nos estamos ganando gratuitamente enemigos, porque sin duda que "la sinceridad cumple mejor con su función, cuando está unida a la discresión 1961"

El tacto y la tolerancia requieren de una gran cuota de conciencia espiritual y de empatía, para ser capaces de salirnos de nuestro "mundito" y pensar en nuestro interlocutor más que en nosotros, porque muchas veces nuestras intenciones son buenas, deseamos ayudar en un cierto sentido a la otra persona, pero no le ofrecemos lo que ella necesita, sino lo que nosotros deseamos darle. Es como si una persona estuviese en la calle muriendo de frío y nosotros conmovidos fuésemos a nuestra casa y buscáramos el más fino de nuestro ropaje como un acto de amor, pero de poco o nada le servirá algo de la seda más fina a quien lo único que desea, es pasar el frío con algo de lana. Pensar en lo que la otra persona necesita es unverdadero logro espiritual, porque requiere de una conciencia despierta. Este ejemplo un tanto burdo y material, es completamente aplicable a la vida espiritual y a nuestro deseo de entregar la verdad a otros. Porque " aunque estés efectivamente armado para encarar las situaciones difíciles de la vida, no puedes esperar mucho éxito a menos que estés equipado de esa sabiduría de mente y encanto de personalidad que te permite ganar el apoyo y la cooperación sincera de tus semejantes. No puedes esperar una amplia medida de éxito, ni en el trabajo secular ni en el trabajo religioso, a menos que aprendas cómo persuadir a tus semejantes y cómo convencer a los hombres. Para lograrlo, simplemente debes tener tacto y tolerancia.1774"

La sinceridad y la franqueza siempre debe ser dosificada y consciente, para que cumplan su cometido positivo, porque de lo contrario es muy fácil que se transformen en ofensa, por eso Jesús nos exhorta a " que, en todos los asuntos temporales y espirituales, hagas todo lo posible por promover la paz y la armonía entre los varios grupos de creyentes sinceros del evangelio. Dedica el resto de tu vida a promover los aspectos prácticos del amor fraterno entre tus hermanos. Sé tierno con mis hermanos en la carne, cuando lleguen a creer plenamente en este evangelio; manifiesta amor y devoción imparcial hacia quienes no piensan como tú, pues deberías aprender que aún la expresión de un pensamiento bueno debe ser modulado de acuerdo con el estado intelectual y el desarrollo espiritual del oyente.1961" pues lo esencial es que " en el corazón del hombre debe existir hambre de perfección para que éste sea capaz de comprender los caminos de la fe hasta el logro supremo.1118"

Muchas veces, nuestras palabras, nuestras explicaciones sobre las verdades que contiene nuestro Libro, puede que no entusiasmen a nuestro interlocutor, es entonces cuando debemos recordar ese hermoso diálogo entre  Jesús y Ganid cuando éste se extrañó que el Maestro no hiciera mayores esfuerzos por entablar una conversación espiritual con un pagano, Jesús le respondió: "Ganid, este hombre no estaba sediento de verdad. No estaba insatisfecho consigo mismo. No estaba presto a pedir ayuda, los ojos de su mente no estaban abiertos para recibir luz para el alma. Ese hombre no estaba maduro para la cosecha de la salvación; hay que darle más tiempo para que las pruebas y dificultades de la vida lo preparen para recibir la sabiduría y un conocimiento superior. O bien, si pudiéramos llevarle a vivir con nosotros, tal vez podríamos mediante nuestra manera de vivir mostrarle al Padre celestial, y tal vez tanto lo atraería nuestra vida de hijos de Dios que se vería obligado a preguntarnos acerca de nuestro Padre. No puedes revelar a Dios a los que no lo buscan; no se puede conducir al regocijo de la salvación a las almas que no quieren ser salvadas. Es necesario que el hombre llegue a anhelar la verdad como resultado de las experiencias de la vida, o que desee conocer a Dios como resultado del contacto con la vida de los que han conocido al Padre divino, antes de que otro ser humano pueda actuar como medio para conducir a ese mortal al Padre celestial. Si conocemos a Dios, nuestra tarea verdadera en la tierra es vivir de modo tal que el Padre pueda revelarse en nuestra vida, y así todas las personas que buscan a Dios verán al Padre y pedirán nuestra ayuda para averiguar más acerca del Dios que de ese modo encuentra expresión en nuestra vida.147"

Como para echar las barbas en remojo ¿verdad? ¿Los que nos conocen más intimamente se sienten atraídos a la verdad al vernos actuar? ¿Somos para ellos un referente, un ejemplo a seguir? ¿Nos comportamos en nuestra vida diaria como hijos de un Padre divino que nos ama?'???

yolanda silva solano