MegaUpload contaba con un servicio llamado MegaVideo que nos permitía ver películas online. Por supuesto, mucho de este contenido estaba subido a internet de forma ilegal. Es que, durante mucho tiempo, las grandes productoras, estudios de cine y sellos discográficos estuvieron en contra del acceso del contenido a través de internet. Sin embargo, los tiempos cambian, y a medida que los responsables de estas compañías se fueron dando cuenta de que sus clientes estaban reclamando algo diferente, más dinámico y online, otros servicios comenzaron a aparecer.
Los usuarios que anteriormente recurrían a la piratería para poder conseguir más rápido su música y películas favoritas fueron los primeros en anotarse (y pagar la suscripción) para servicios como Spotify, que nos permite escuchar música en streaming. Al existir una oferta legal, en algunos países europeos hasta ha bajado la cantidad de piratería. Cuando la oferta se encuentra online, y aun precio accesible, la razón de ser de los contenidos “robados” cesa de existir. Esto está perfecto para los usuarios europeos, pero, ¿qué hay de los latinoamericanos que no pueden tener acceso al video online?