Trinchar el postre y que el comensal sea el que complete la magia es una experiencia siempre nueva, como el arte. DaGusto Volcanes se dio maña con buena varita para seguir creando postres.
Una montaña que, al partirlo provoca una erupción de chocolate derretido… Absolutamente irresistible a los sentidos. Ese era el objetivo que buscaba el chef francés Michel Bras cuando creó el coulant de chocolate. Fue en los años 80, durante un viaje familiar de esquí, cuando le llegó la inspiración al cocinero, que permitió que creara uno de los postres más internacionales y exitosos de la historia.
Durante esa escapada a la nieve, hizo muy mal tiempo, y todo el grupo tuvo que volver a la cabaña donde se alojaban. Reunidos a cubierto y resguardados del frío, tomaron una taza de chocolate. Michel decidió recrear ese momento en un postre: un irresistible chocolate resguardado en el interior de una mini torta y que fluyera de su interior. La creación se perfeccionó, hasta conseguir una delicadeza capaz de atesorar en su interior chocolate fundido.
El nombre elegido fue coulant, que deriva de la característica lingüísticas del verbo ”couler” que significa fluido, derretido. Pero no es un nombre tan internacional como el propio postre, ya que en algunos países adopta otras nomenclaturas: en Argentina se llama volcán de chocolate, y en Italia es conocido como soffiato.
El postre fue patentado por Michel Bras en 1981 en su restaurante de tres estrellas Michelin Laguiole, situado al suroeste de Francia, en la meseta de l’Aubrac. Necesitó dos años de pruebas. El original era una pastelería de chocolate con una porción de ganache congelada en su interior, que se volvía líquida con el calor del horno y rezumaba al cortar el exterior.
Un volcán nacional
Había una vez dos hermanas a las que desde muy chiquitas les gustó cocinar. Vienen de una familia en la que la comida y la reunión familiar ocupan un lugar importante. Empezaron practicando, viendo a su mamá cocinar con el libro de recetas de su abuela, llevando cosas ricas a la escuela para compartir con sus compañeros y tomando clases de cocina. Todo era un dulce juego. A los 9 (Micaela) y 13 años (Tatiana) ya daban clases de cocina para niños. Con el tiempo las hermanas Clubourg se convirtieron en adultas «responsables»: Tatiana es diseñadora industrial y chef, Micaela es diseñadora de indumentaria, pero siempre continuaron teniendo emprendimientos gastronómicos, algunos juntas y otros por separado.
Esta propuesta es una experiencia para vivenciar sabores, aromas y texturas del clásico coulat francés. Le pusieron mucho arte a la estética, pero también al paladar. Hay seis variantes que más o menos se quedan siempre, pero se divierten innovando. Las básicas son: el clasico, el de dulce de leche, el de chocolate blanco con corazón de dulce de leche, el de chocolate con corazón de dulce de leche y merengue, el de dulce de leche con corazón de chocolate y merengue y el de chocolate blanco con corazón de curd de limón y frutos rojos… No me pidas que te dé un preferido. No… no, no me lo pidas…
