La precuela huele bien

Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello

En uno de los edificios más emblemáticos de la bella Santiago de Chile se prepara desde hace más de una temporada uno de los platos fuertes de la hotelería americana. Con ningún antecedente en Latinoamérica se inicia el desembarco de la cadena Mandarin Oriental en la región.
Los primeros pasos empiezan a notarse desde las trasnformaciones de diseño y los sutiles avances que se vislumbran. Queda un largo camino por delante para ajustar las prestaciones y servicios al estilo luxury plus que propone Mandarin. El primer paso importante ha sido dado con la elección del chef a cargo del desarrollo gastronómico. La elección recayó en manos de Germán Ghelfi, cordobés, quien se formó en la escuela de cocineros Azafrán, cuando aún la cocina no estaba de moda. Luego incursionó en el mundo de la pedagogía, dictando charlas,  cursos y posteriormente, cocinó para diferentes restaurantes en su ciudad natal. Tiempo después, la vida lo llevó a participar en una competencia de cocina en Buenos Aires,  donde fue descubierto por el  chef ejecutivo del Hilton Buenos Aires, quien sin dudarlo, lo invitó a formar parte de su equipo como chef de banquetes. Así su trayectoria construyó una espiral para arriba… siempre más alto.
Ahora, arribando al nuevo proyecto que lo enfrenta a reinventar una experiencia chilena bajo el prisma de Mandarin.

Primer corte

Con toda su experiencia hiltonera, pero bajo el prisma argento que lo caracteriza, acaba de iniciar su trayecto chileno con la puesta a punta de su primer lanzamiento. El brunch de verano que se sirve a los pies del tradicional restaurante del complejo, Anakena, sobre el sol de sus jardines, entibiados por la brisa bajo las sombrillas y el rumor de la cascada de una de las mejores piscinas del país.
“Saturday Picnic Brunch” propone una gama de propuestas que llenan cada una por si sola. La cuestión es abundante, variada, sabrosa en todas las gamas. Desde platos thailandeses a pizza, todo cocinado en los tres puestos, a modo de streat food, colocados a la vera de la pista de comensales.
Los mismos chefs de los distintos restaurants del hotel sirven la comida, conversan con la audiencia e invitan a disfrutar de un brunch por todo lo alto.
Mientras se aprestan los relanzamientos y focalización en la producción local, Ghelfi la acierta con la primera movida que, como precuela, augura que la master piece estará tentadora.