Cactus vs. suculentas: sus diferencias

Por María Martha Pizzi, Con Sabor a Hogar (www.consaborahogar.com.ar).

Muchas veces se utiliza la denominación suculenta como sinónimo de cáctus, pero hay que tener mucho cuidado, pues esta alternativa se puede emplear en un solo sentido. Por suculentas se entiende a todas las plantas que presentan tejidos, en hojas o tallos, que acumulan aguas. Siguiendo esta definición, todos los cactus son suculentas, pero no todos las suculentas son cactus.

Cactus

Los cactus son plantas que modificaron sus hojas en forma de espinas para tener menos superficie y no perder agua, pues viven en suelos y climas desérticos. El cactus está adaptado a ellos y por eso acumula agua en los tallos.

Los podemos cultivar, siempre sabiendo que tienen poco requerimiento de agua.

Su gran enemiga es la combinación del frío con la humedad. Por eso, en el invierno hay que suspender los riegos o hacerlos muy espaciados.

Para ubicarlos, les gustan los lugares que tengan entre sol a una semi sombra. Les gusta recibir calor y que no haya acumulación de humedad.

Se riegan de fin de septiembre a fin de marzo. Luego ir espaciando el riego.

Necesitan un sustrato de tierra mesclada con arena, que tenga buen drenaje, que sea suelto. La planta va a tomar el agua que necesita y el resto es mejor que se elimine rápidamente por el drenaje.

Es mejor resguardarlos de la lluvia.

Muchos florecen en verano, cada flor dura uno o dos días. Son muy llamativas y atractivas, siempre con colores variados.

Suculentas

Les gusta estar en un lugar con calorcito y hay que cuidarlas del agua directa, siempre es bueno que tengan algo de protección, como estar bajo un alero o detrás del vidrio de una ventana luminosa.

Su punto débil es pasarse de agua, por eso funcionan tan bien para los ambientes interiores.

Armar la maceta con un sustrato liviano, que permita un rápido drenaje del agua. Para esto, debe tener leca en el fondo. También tiene que ser rico en humus de lombriz, que es un fertilizante natural.

A las suculentas les gustan los contenedores chicos, pues en ellos el agua se evapora más rápido.

Estas plantas pueden tener ocasionalmente algunos pulgones o cochinillas. Para los primeros hay que limpiar las hojas con una mezcla de agua y jabón blanco, basta con rociarlas con un vaporizador. Para las segundas, lo ideal es combatirlas con alcohol (pasarlo con un algodón) o ir al vivero y preguntarle por algún producto que contenga Dimetoato, un insecticida organofosforado que, incluso, previene también la aparición de la arañuela roja, que es una especie de ácaro.

Se las riega en primavera y verano, basta con hacerlo una vez a la semana. En los meses fríos, extender el riego al doble de tiempo.