Caléndula: hermosura que contagia

Por Analía Abbate, responsable de línea cosmética OMS de Lab. Dr. Madaus (drmadaus.com.ar).

No se trata solo de una flor bella: sus propiedades la vuelven un componente beneficioso para el cuidado de la piel.

Las flores de caléndula no solo son bellas. Sus beneficios medicinales y cosméticos son reconocidos tradicionalmente más allá de la vistosidad con la que decora los jardines.

Originaria del Mediterráneo, tiene un costado espiritual fuertemente ligado a sus propiedades curativas: en el mundo católico, es usada para honrar a la Virgen María, mientras que los hindúes la eligen para decorar las estatuas de sus deidades en ocasiones especiales y en Rusia se la conoce como la «penicilina rusa», por sus múltiples beneficios.

Esta hierba crece silvestre en hasta cinco variedades. Su flor, que se mueve sutilmente siguiendo el recorrido del sol, abre sus pétalos con el alba y se cierran al atardecer.

Sus flores se utilizan para preparar medicamentos y preparados homeopáticos. Tienen propiedades antiinflamatorias y sanan naturalmente cortes, heridas y otras enfermedades cutáneas. Gracias a su contenido en flavonoides y triterpenos es una planta ideal para tratar diferentes problemas de piel: erupciones, quemaduras, cortes, raspones, picaduras de insectos y otras irritaciones menores.

Previene el envejecimiento prematuro de la piel provocado por la sequedad, gracias a sus propiedades tónicas, que hidratan en profundidad y curan la capa dañada hasta lograr que se vea más joven y flexible.

Por otra parte, es antibacteriana, por lo que ayuda a eliminar bacterias en los poros de la piel que pueden conducir a un brote de acné. En casos de piel seca, aporta un brillo juvenil, ya que ayuda a reducir cicatrices antiguas.

Una flor con una hermosura que contagia: su aplicación también nos permite vernos más bellos.