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¿Cómo les hago entender a mis padres que quiero salir solo(a)?

 
Por Florence Lotthé Glaser, del libro ‘Todos diferentes’, Editorial Albatros, www.albatros.com.ar
 
Algunas personas que conocemos durante la adolescencia se vuelven muy importantes e incluso decisivas para nosotros.
Un profesor, un entrenador, un adulto de nuestro entorno… pueden inspirarnos, despertar en nosotros el deseo de parecernos a ellos, de emprender el mismo camino en la vida.
Pueden ayudarnos a encontrar lo que amamos y a saber quién queremos ser, afirmando poco a poco nuestra singularidad.
 
En el colegio, en el club, durante el tiempo libre o entre los amigos de nuestros
padres, ciertos adultos desempeñan el rol de “modelos”, ayudándonos a ver con mayor claridad y permitiéndonos encontrar nuestro rumbo. A veces también pueden ser confidentes, un rol que los padres no siempre pueden ejercer.
 
Es normal que quieran hacer algunas cosas solo(a)s, y también es normal que los padres pongan límites.
Salir de noche, viajar en transporte público solos, pasar un fin de semana con amigos sin la presencia de los padres en casa… para un adolescente son etapas en el camino hacia la autonomía. Un camino que se recorre poco a poco, porque para ambos se trata de dosificar la distancia justa. Esa distancia se recorre poniendo reglas, experimentando y negociando.
 
Imaginá, por ejemplo, que tomás el transporte público solo y te perdés. Probablemente, llamarías a tus padres y ellos te vendrían a buscar o te ayudarían a encontrar el camino, o incluso te dirían que te las arregles para regresar a casa solo… Las respuestas posibles dependen de tu capacidad para
“asumir” tu autonomía. Pero en todos los casos sabés que tus padres estarán allí, disponibles siempre que los necesites. Es normal que quieras hacer algunas cosas solo y también es normal que tus padres pongan límites. ¡Y también que te enfrenten sobre lo que podés o no podés hacer! Sentís la necesidad de afirmarte, de que tus padres no estén demasiado cerca.
¡Pero no conviene tampoco que estén demasiado lejos!
 
Son todos estos pequeños ajustes entre padres e hijos los que provocan tantas discusiones. Es parte de la adolescencia; no es grave, especialmente si vos y
tus padres vuelven a encontrar el camino del diálogo después de los momentos de tensión.