Con narrativa propia

Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello

Linda y Charles Hickox vislumbraron su futuro en Anguila en un viaje en barco que emprendieron por el Caribe y gracias al que rodearon toda la isla en 1984. La pareja regresó a Maundays Bay con el arquitecto Oscar Farmer, conocido por su trabajo en la finca Palm Desert de Bing Crosby, para construir un restaurante, al que bautizaron como Pimms. Fue un apuesta para los amigos que llegaban a cenar desde St. Martin.

Cuando Cap Juluca abrió formalmente en 1988, se convirtió en el favorito de la alta sociedad que gustaba llegar hasta la isla. Se utilizaron las reposteras en la playa para cerrar acuerdos millonarios y actores como Denzel Washington y Liam Neeson llegaron a esconderse a plena vista.

Innumerables huéspedes regresaron año tras año para volver a reservar las que llamaban “sus» villas. Cuando Belmond adquirió Cap Juluca en 2017 requería una puesta a punto. Una semana después de que lo cerraron, pasó el huracán Irma, destruyéndolo todo menos esas villas de cemento construidas como pirámides de terrones de azúcar. El proyecto reabrió a fines de 2018 con cinco villas nuevas y dos restaurantes de estreno (incluido un Pimms renovado) y un spa digno de visitas.

Las estancias blancas con cúpulas de estilo marroquí, una mezcla de tiendas beréberes y de aire a Casablanca, satisfacen la sensación del viajero de llegar a un punto de referencia glamoroso evocado por las revistas de tendencia. Una especie de glam de los ´80 se mixtura con el inimaginable vestíbulo al aire libre. Apenas unos pasos más allá se abre la enorme cala que se desnuda a la vista con su pura arena blanca y el color Tiffanys de Maundays Bay, bañada por el mar.

Las suites de la villa son para un espíritu que muere por disfrutar: amplias, con espacios para soñar aventuras durante toda la estadía. La cama que mira al mar, baños dignos de un spa personal con solarium personal, terraza y jardín con poltronas, mesa y sillón relajado para ver dormir a las olas.
Hay un flujo interior-exterior que une la experiencia y transforma todos los tiempos de un modo inesperado. Las elecciones son complejas: la playa apenas a unos pasos de tu ventana, las actividades múltiples siempre con el agua de testigo, la gastronomía tan interminable como el horizonte, en relax desde tu poltrona o tu almohada… Las ojotas turquesas se confunden con el fondo del horizonte, pero ¿para qué calzarse a la hora del descanso? La playa te invita a gritos, tu ventana es una imagen de Instagram 24 hs.

El hotel se encuentra en su propia playa, y aunque técnicamente es una pública, está lo suficientemente aislada como para que nadie más pase por allí. Maundays Bay y su Cap Juluca supera todo lo esperado.