El packaging en la amentación infantil.

Por Andrea Jatar, creadora de De la Olla (www.delaolla.com).


Es indudable que en los últimos tiempos las tendencias de alimentación han cambiado. Cada vez más tenemos conciencia de que comer saludable tiene un impacto irremplazable en nuestra salud y nuestra calidad de vidas. Tendencias como la alimentación «clean», la comida de mercado, el crecimiento de alimentaciones veganas o vegetarianas, crecen de modo exponencial demostrando que nos damos cuenta que comer bien nos hace bien.
Es notorio que los consumidores leen cada vez más las etiquetas y se interesan por cómo y dónde están hechos los alimentos que eligen en las góndolas.
Estas nuevas tendencias y cambios generacionales hacen que surgan nuevas demandas, tanto de productos como servicios que son aprovechados por nuevas empresas de alimentación. La categoría de alimentos infantiles también es suceptible a estas tendencias. Los padres y medres de hoy transmiten sus inquietudes, inclinaciones y modo de vida con sus hijos. Por lo tanto si cada vez más se orientan los adultos a la alimentación saludable, más exigirán para sus niños este tipo de alimentos y presionarán a las empresas a diseñar alimentos infantiles en esa línea.
Claro que el consumo infantil sigue siendo un nicho difícil para la alimentación saludable, porque los papás quieren alimentar mejor a sus hijos pero les cuesta mucho adoptar mejor calidad y variedad en sus propias comidas. Es decir, reconocen la necesidad pero todavía se encuentran muchas dificultades para conseguir una alimentación saludable.
Los padres tienen un rol muy activo en la alimentación de sus hijos y como adultos debemos hacernos cargo de esta responsabilidad. Ser conscientes de que somos modelos en forma continua aunque no nos demos cuenta.
En nuestro país no debemos confiarnos de las grandes marcas, debemos ser responsables y leer etiquetas: si no entendemos qué tienen, mejor dejemos el producto de nuevo en la góndola. Debemos enseñar esto mismo a nuestros hijos al compartir las compras: leyendo etiquetas en el supermercado, hablando sobre dónde y cómo fueron producidas las frutas y verduras con el verdulero, o charlando sobre cómo fue criada la ternera o el pollo que compramos en la carnicería
La comida saludable es una necesidad, cada vez más se ven intolerancias alimentarias que se solucionan con productos de mejor calidad, es decir, producidos con ingredientes agroecológicos y nada de componentes industriales que otorgan sabor umami, o sea, esas ganas de seguir comiendo sin parar. Los productos cocidos con métodos de cocción cuidados, que realzan el sabor de los alimentos, todo casero, cocidos como lo hacían nuestros abuelos son los que debemos elegir para nuestros hijos.

Las decisiones de los niños y de los grandes

Para que un chico elija un producto la fórmula es fácil: Una buena publicidad y un producto que les produzca placer instantáneo son factores predominantes a la hora de que los chicos decidan. Los papás muchas veces quieren agradar a sus hijos y priorizan la comida chatarra o ultraprocesado por sobre su salud. Otras veces lo hacen porque no saben cuándo malo es un alimento ultraprocesado o de las grandes industrias. Tanto el packaging como el producto impactan muchísimo en los niños, porque la comida primero entra por los ojos, luego por el olor y la textura y, finalmente, por la boca.
Solo hay que hacer un ejercicio de memoria para etender qué es lo que llama la atención frente a la góndola cuando uno es un niño. Recordar las visitas al supermercado con los padres y la emoción que se sentia frente a los colores intensos, a reconocer los productos que vimos en la televisión o lo que se usa en la serie favorita. Los niños son una fuerza a la hora de marcar el consumo y las marcas son concientes de ello.
Los supermercados están llenos de productos que buscan agradar a este público (y hasta hay una altura en la góndola pensada para llamarle la atención a los más pequeños).

Reglas del packaging infantil.

En algunos paises se obliga a las marcas a cumplir con condiciones y normas como la eliminación de objetos que no se consideran adecuadas, destacar en el etiquetado ciertos elementos y hasta en algunos paises se ha eliminado los regalos ue acompañan los consumos (como las de Mcdonald’s).
Los niños son consumidores menos madros que los adultos  y son también más sensibles al packaging. Los niños reaccionan ante cómo esta empaquetado el producto que ante el nombre del mismo. Los preescolares, sobre todo, eligen mucho más productos decorados que marcas con un nombre atractivo. Lo que mueve su consumo es la estética.
Los colores elegidos para empacar alimentos infantiles son el azul, el amarillo, el rojo y el verde, gamas cromáticas que llaman la atención. La elección de tipografías tipo «comic» o dibujadas, la aparición de personajes infantiles,son decisiones orientadas a conquistar a los más pequeños.
per aunque los niños sean el principal objetivo, son los padres quienenes tienen decision de compra y por eso el packaging ingantil tiene mensjaes directamente destinados a ellos (frases coom «menos azucar» o «opci´pn para el almerzo» están orientados a los padres con decición definitiva.