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Elegancia, barrio, gourmet

 



Una casona con varias capas de historia. Una aventura en pandemia. Un grupo de avezados imaginadores. Una gastromía con sabor a Italia y aroma nacional. Patio Funes es el sueño de tu espacio en casa.

Ya de afuera pinta tentados. El bar de vinos en el frente exhibe facha. No fue una cuestión de poner unas cuantas botellas en una estantería en un rincón de Parque Patricios. Hay sentido en el hacer que está puesto desde la curaduría del sommelier, hasta las elecciones estilísticas del sitio. De pronto la puerta lateral se abre y todo empieza a tomar una forma interminable, a modo de mamushkas.
Lo primero que te saluda es el patio. Un pasillo generoso en el ancho que recorre de punta a punta la propiedad que fue casa, y librería y centro cultural y ahora revive y se reinventa. Cuando llego, llueve, y la cadencia de las gotas ponen música en el toldo que transforma en acogedor el deseado espacio al aire libre.
Tan atraída por el patio, me distraigo y me olvido de mi espalda. Desde allí te saludan dos reserevados hechos como el comedor de casa, pero con lujo que mezcla sencillez balanceando vintage y posmoderno. Aunque minimalistas, tienen los detalles suficientes como para deternete y descubrir perlas en tu estadía. Los grandes protagonistas son las luminarias, que otorgan la personalidad y unifican los estilos.
Cuando parece que ya está, llega el salón múltiple, con una decena de mesas generosas, distantes, aptas para la charla larga y muchos platos para el picoteo.
Aún queda más: un patio concentra otros espacios, pero el que se viene es el gran fondo, que fue huerta y gallinero, y ahora albergará un sitio de usos múltiples para comer y gozar cultura a la vez.
La comida no es un detalle.Todo lo contrario. Es abundante, como la de la nona. Con una sabiduría gastronómica de cocinero y de buen gourmand, la carta propone tapas que se disfrazan de gran entrada, fondos que te dejan indeciso si no deberías haber pedido aquello otro (la promesa es que queda para la próxima) y los postres son profundamente nacionales con lectura de bota italiana. La gran sabiduría radica allí: en ingredientes bien elegidos, ahunados para que los sabores sean reconocibles, pero renovados, mucha impronta del cocinar de hogar que acoge no sólo desde el ambiente. La carta de vinos es un lujo escondido en este rincón de barrio.
Bajo el lema de que Patio Funes se viva como tu casa en tu visita, el proyecto tiene amor por donde lo mires. Hay una caricia de los dueños en cada recorrido. Alguien probó cada plato antes de ofrecerlo. Se nota. Hay orgullo con desparpajo. Detrás del barbijo, los ojos sonrientes de Ringo te lo muestran cuando ensancha el pecho y no para de contarte los proyectos que se vienen-
Con ganas de volver esta misma noche…