
Ser gourmet es una construcción hecha a partir de decisiones bien tomadas. Mustang Meat Market las pensó una a una y se convirtió en una alternativa delicatessen que derrama exquisitez desde el cartel de entrada.
Cuando los términos se popularizan pierden cierta categoría de entidad en su concepto. La idea gourmet expuesta como epígrafe ha dejado de ser marca en el orillo de aquello que debiera. Cuidado, equilibrio, gestión de productos de temporada, respeto por los alimentos, hacer escogido y breve… como lo muestra Munstang: conciso y sin tantas vueltas.
En Mustang arrancaron en la puerta, con una cafetría en un trailer. Más tarde se convirtieron en referentes de carnes dignas de una vidriera de Tiffanys. Con el ahínco de los que van por más,recorrieron el incesante camino de incorporar productos donde la honestidad, calidad, servicio, cultura y gestión sean pilares irrenunciables. Atentos al detalle irrepetible. El restaurante que siempre soñaron, ahora queda a un paso, porque acaban de abrir sus mesas al aire libre (aunque también las hay en el interior) para una media centena de afortunados degustadores de picadas inspiradas en los dioses (mis favoritos chacinados de Las Dinas aseguran un acierto ineludible), hamburguesas pensadas por carniceros de guante blanco y detalle… lujo de detalles.
Hacer una puesta apasionada
La pandemia nos tuvo en síndrome de abstinencia en materia de recorridos culinarios. Sin embargo, los buenos buscadores tienen premio. Comer es mucho más que llevarse algo rico a la boca. Aquí el desafío es lograr disfrute de un concepto.
Si algo hemos han aprendido durante estos meses es a trabajar su resiliencia. Esa capacidad de resistir, de salir más fuertes de lo que toca. Mustang demuestra que circunstancias como esta son el campo de cultivo perfecto para crecer. Así nació su proyecto, que llegó para quedarse y con él el mito que quieren construir. Como su homónimo, el caballo cimarrón estadounidense, símbolo del espíritu pionero del Oeste, con toda la aventura en sus espaldas, la pasión como meta y el deseo de ver que lo exquisito puede ser aún cuando lo adverso te limita.