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En los ancestros de Cambridge

Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello

Una taberna que ha visto el tiempo pasar. Ha creado historia, la ha sufrido y ha sobrevido. Hoy celebra su reapertura llevando a la gloria de su poderío añejo y su alma jovial.

Parker ‘s Tavern abrió en 1834 y encontró rápidamente su lugar. Era el eje sobre el que sorteaban su visita los viajeeros: una buena bebida y una puerta de por medio con uno de los hoteles más bellos de las cercanías de Londres, el Universidad de Arms.
En los años sesenta se añadió un ala moderna que puso en vilo al arquitecto de la reina que calificó la experiencia como  «¡Una catástrofe architetónica!». Fueron tiempos erráticos.
Cuatro años más tarde, la ciudad se organizó para celebrar la coronación de la reina Victoria. Quince mil clubes se reunieron para un festival público, fue la taberna el epicentro. En 1900, también se transformó en punto de reunión de las clases intelectuales de la ciudad. Un elegante jardín de invierno fue construido en 1905, y después de la guerra se agregaron paneles y un estilo magnífico.
Ahora se reabre después de una remodelación que supuso dos años de tareas. La intención? Nada más y nada menos que dotar a Cambridge un restaurante que combina el corazón y el estilo de la ciudad: inteligente, ambicioso, hermoso, un lugar para conversar y comida para deleitarse.

Martin’s Tavern

La sensación de fluidez de lo antiguo y lo nuevo, con una brasserie clásica llena, fue creada por Martin Brudnizki, quien trabajó con mármol, peltre y tonos de azul de Cambridge para combinar con la frescura, la legancia y espíritu que el nuevo chef, Tristan Welch, dedica a cada plato. Brudnizki es un diseñador de origen sueco, cuyos estudios en Londres y Nueva York han tenido un éxito sostenido. Crea interiores elegantes, sin pretensiones y lúdicos para restaurantes, hoteles y casas particulares.
Se siente como transitar en los pabellones de la universidad, excepto que hay sillas en terciopelo azul y lino naranja tostado, sofás de lana burdeos mezclados con Chesterfield en cuero rojo.
Parker’s Tavern atiende las emociones esenciales de sus visitantes: no sólo supera las expectativas gastronómicas, sino asegura más complacer que deslumbrar.
Parece un cruce entre un club de caballeros y un bistró parisino. Hay pisos de bloques de madera, paredes con paneles de madera en gris metal colgadas con estampados vagamente interesantes, metros de mantel blanco y vistas amplias sobre Parker’s Piece, del cual el restaurante toma su nombre.
La luz y el exterior se introducen en el salón que ha logrado una interesante sectorización. Los numerosos bow windonws que se meten en el corazón del parque crean apartados exclusivos. La barra es gloriosa: larga y esbelta, balconea a todo el salón. Cada pieza en la pared invita a la tradición, sin abandonar el estilo. El sitio perfecto para ir por un bocado y quedarse en una larga y abundante sobremesa.