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Las joyas de la no corona

 

Con la delicadeza de un tallador experto, una piedra se reúna al lado de la otra para dar vida a pequeños momumentos de solapa. Dignos de la mejor foto, Prímula Accesorios le pone orfebrería a la bandera.

Dinamarca es la monarquía más antigua del mundo y su bandera (Dannebrog), el tradicional paño encarnado atravesado por una gruesa cruz blanca, también es la más vieja que se siga usando en la actualidad.
Hace siglos que usamos trozos de tela que ondean con el viento como símbolos. Las primeras banderas de las que hay constancia histórica son chinas o hindúes. Una de las más antiguas era la de la dinastía china Zhou, utilizada al menos desde el año 660 a.C.
Para que una bandera ondee al viento es necesario un tejido ligero. Las banderas nacieron en Asia porque allí tenían seda.

Los egipcios tenían insignias de cuero o de metal para sus reyes. Como los legionarios romanos, que también tenían vexillos. Es la palabra en latín para los estandartes que usaban, parecidos a las banderas. Pero con la diferencia de que eran de lana y no podían ondear, así que el travesaño era horizontal. Las banderas de seda se empiezan a instalar en Europa en torno al siglo X u XI, cuando la seda se extendió en el continente.
Las primeras banderas europeas solían estar protagonizadas por los símbolos heráldicos de los nobles o de los reyes. El escudo de armas de cada rey estaba en las que portaban de sus ejércitos, en la vajilla o en la cubertería. El escudo era la forma de decir esto es mío. Por ello, el símbolo se relacionaba con el rey, pero no tanto con el reino. Las banderas con estos escudos no estaban pensadas con el sentido colectivo de hoy en día: definían qué territorio, qué personas o qué fortalezas estaban bajo el dominio del rey. No se usaba en la sociedad civil. Un carpintero del siglo XVII no ponía una bandera del rey en su casa.
Esta concepción cambia en el siglo XVIII y XIX, con la llegada de la Ilustración y el debilitamiento del absolutismo. Se empieza a desarrollar el concepto de nación más allá del gobernante. Y la bandera empieza a identificarse no como la del rey, sino como la de todos los ciudadanos.
Aunque desde Prímula Accesorios llenan de bijoux la vida de las personas, para las fiestas patrias se luce con unas escarapelas que encandilan a cualquier solapa. Porque muerta, antes que sencilla.