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Mundo a un paso

Un juego con el arte. Diseño a mano, con la huella en la suela. Con lápiz en la imaginación. Con la invitación a coleccionar. Morin pintar los pies de las damas con ganas de recorrer mundo.

Para encontrar los primeros vestigios del calzado en la historia nos tenemos que remontar más de 10.000 años atrás. Dada la sencillez de la elaboración, no resulta sorprendente que el primer calzado del que se tiene constancia son unas sandalias egipcias trenzadas con juncos.
Al igual que otras muchas prácticas y costumbres, en el mundo de los zapatos de mujer debemos mucho a la influencia de civilizaciones antiguas. Un buen ejemplo de ello pueden ser esas sandalias planas que usaban las mujeres egipcias, eminentemente prácticas, se usaban a modo de protección en terrenos agrestes o sobre la arena ardiente. Dejaban el pie prácticamente al descubierto, una característica que supieron aprovechar las mujeres, adornándolos con joyas. En la tumba del faraón Tutankamón se encontraron las primeras sandalias adornadas con detalles de oro.a
Estas primeras sandalias no solo cumplían la función de proteger los pies. Ya desde estas épocas antiguas, el calzado revelaba detalles sobre la posición social de quien los llevaba, y durante muchos años las sandalias han denotado alternativamente símbolos de prestigio o pobreza, castidad o coquetería. En la Edad Media por ejemplo, los monjes franciscanos usaban sandalias de madera como signo de desapego hacia los lujos terrenales.
Dentro de la gran variedad de estilos que existen de zapatos planos, como son los mocasines o loafers, las mulés o babuchas, los slippers… hay un tipo bajo que destaca por encima de todos y representa a la perfección la esencia femenina en el calzado sin o con poco tacón.

Muchos diseñadores de calzado, especialmente en lo referente a los zapatos de mujer, siempre han encontrado inspiración en el mundo de las artes. Las originales zapatillas de ballet dieron el salto a las calles en la década de 1940, cuando al delicado calzado que usaban en los escenarios se le coloca una suela rígida que las hace mucho más duraderas y practicas para usarlas como calzado de calle. Poco más tarde la tendencia de las bailarinas se popularizó a través del cine de la mano Audrey Hepburn, calzando unas cuando protagonizaba la película «Sabrina», motivo por el cual, muchas personas usan el termino sabrinas para referirse a las bailarinas.

Ponerle alma al pie

Será que el filósofo y sociólogo francés Edgar Morin, propulsor de la teoría del pensamiento complejo, ha tenido algo de inspirador en la marca? Esta alternativa articula ideas que emanan de las ciencias y su conjugación con el pensamiento humanista, político social y filosófico.
Morin ama aquello del entretejido de su emprendimiento. Eso de ir desarrollando todo por separado, moldes, hormas, fondos, plantillas, cueros. La curaduría de lo que se encuentra en el mercado y simplificar la cosmovisión proveedora. Levantar las muestras, hacer las correcciones, probar el calce, hacer un par por número para chequear que todo esté en escala apropiada.
Esa es la etapa de ver materializado aquel pensamiento complejo que nació  de una idea y se transforma en un modelo increíble. Es un proyecto de escucha atenta, de ser maleable al mercado, de hacer un talle 43 porque había pedidos.
Su trabajo respeta los materiales. Los elige por placer bajo la idea que baila en la cabeza, la pasión convierte esa maqueta mental en una arquitectura esculpida honrando a la imaginación y dando sustento para descubrir todo lo que aún nos queda por ver.