Mundos que crecen

Extracto del libro “Jugar con bebés y niños pequeños”, de Marcela Osa, de Editorial Albatros (www.albatros.com.ar)


A medida que el bebé atraviesa las distintas etapas evolutivas, su juego se transforma. Una puerta tras otra se abren en su recorrido desde la primera conexión con su cuerpo hasta un universo rico en fantasía y comunicación.

El juego es el puente del bebé hacia sí mismo, hacia los adultos que lo rodean y hacia el mundo. En todos los niveles de desarrollo, es una actividad a través de la cual no solo adquiere las aptitudes motrices y el aprendizaje intelectual, sino que construye e hilvana su personalidad.

A la vez, le permite conectarse con su entorno en un tiempo de la vida en que la palabra aún no está formada. Desde que nace, el momento de juego te brinda la posibilidad de entrar en un contacto profundo con tu bebé, de crear una relación positiva y nutritiva, darle contención y transmitirle las enseñanzas fundamentales acerca del mundo que le da la bienvenida. Los juegos a upa construyen lazos afectivos que quedan para siempre impregnados en el cuerpo.

Es jugando cómo los más pequeños aprehenden las convenciones del universo adulto: las formas, el tiempo (con sus pausas y secuencias), las modalidades de los vínculos familiares o de su ambiente social.

En un proceso paralelo e íntimamente ligado, el juego acompaña el desarrollo motor. Los movimientos que realiza tu niño o niña al jugar aumentan su destreza muscular y, por ende, la confianza en las posibilidades de su propio cuerpo.