Rosh Hashaná para Dummies

Por Fernando Rubin, Presidente de LimudBA , www.lucia@limudba.org, organizadora de Rosh Hashaná Urbano.

Siempre hay algo especial para aprender sobre las tradiciones. Estas se transmiten de generación en generación, cargadas de un contenido poderoso… ¡acaso por eso nos resultan tan significativas! Y la festividad de Rosh Hashaná, que comienza este 20 de septiembre al salir la primera estrella, no es una excepción…

“Rosh Hashaná” es “el año nuevo judío”. Su nombre significa, literalmente, “cabeza del año”. La palabra SHANÁ tiene una doble vertiente en la legua hebrea: la raíz shanen, que significa repetición, y la raíz shané, cambio. Estos significados se vinculan íntimamente con el sentido de la festividad. Es que Rosh Hashaná no se trata solo de celebrar con comidas y reuniones familiares. Esta fecha es, por sobre todo, una invitación a hacer una profunda introspección para descubrir y determinar qué queremos repetir y en qué aspectos nos proponemos cambiar, mejorar, renovarnos, tanto interiormente como en nuestros vínculos con el prójimo. Se trata, en definitiva, de hacer tikún atzmí – una reparación personal o, dicho en otras palabras, “ser mejores personas” – para apuntar a hacer tikún olam – “reparar el mundo” – es decir, hacer de este mundo un lugar mejor. En definitiva, este es el objetivo supremo del shinui, el cambio, que propone Rosh Hashaná.
En consonancia con esta idea, agreguemos que, según la tradición, en Rosh Hashaná se conmemora la Creación de Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer… ¿Qué mejor ocasión que la de este “aniversario” para revisar el rol del ser humano y su responsabilidad en el mundo?

Uno de los símbolos más representativos de esta festividad es el shofar, un instrumento fabricado con el cuerno de un animal kosher (puro de acuerdo a la ley judía). La escucha del shofar es considerada el precepto que todo judío debe cumplir en esta fecha; su sonido despierta, invita a la reflexión, al autoexamen, que conducirá al arrepentimiento y al consecuente pedido de perdón. Es que Rosh Hashaná da inicio a “los diez días de arrepentimiento” que culminarán en Iom Kipur (el Día del Perdón). Durante estos días – e incluso antes – los judíos observantes recitan las slijot, unas plegarias que, como su nombre hebreo lo indica, apuntan al pedido de disculpas.

Como en toda festividad judía, también en Rosh Hashaná encontramos ciertas comidas que con su simbolismo acompañan el sentido del jag, Así, las manzanas con miel sobre la mesa festiva expresan el deseo de que tengamos un año dulce, deseo que se incluye en el tradicional saludo de Rosh Hashaná: ¡Shana Tová Umetuká! ¡Un buen y dulce año!
Otra tradición es la de comer cabeza de pescado para que, en el año que comienza, “estemos a la cabeza”, al frente, distinguidos por las buenas acciones. Y reforzamos el deseo de que las buenas acciones sean muchas con la granada, fruta típica de la tierra de Israel que se caracteriza por contener muchas semillas o granos.

Como en todo iom tov (día festivo), se disfruta la cena a la luz de las velas y con la alegría del vino, acompañados por una jalá (pan trenzado) especial de Rosh hashaná: la jalá agulá (redonda), cuya forma hace referencia al concepto cíclico del año, del tiempo y de la vida. Su circularidad nos invita a pensar en continuidades y en nuevos inicios para el año que comienza.

Así, cada celebración de Rosh Hashaná es una invitación no sólo a celebrar con familiares y amigos, sino también a pensar en cambios para un futuro mejor. Aprovechemos entonces la oportunidad que Rosh Hashaná nos brinda para disfrutar, mejorar y renovarnos.