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Sostener la socialización

Por Jennifer Jarak, Fundadora y Directora de Acciona por la Inclusión, www.accionainclusion.com
Uno de los grandes desafíos de los períodos de cuarentena y aislamiento es que no se pierdan los avances que el niño haya logrado en materia de socialización durante el breve lapso de clases presenciales que hubo al inicio del ciclo lectivo, donde compartió con sus pares espacios comunes y rutinas de encuentro. En el caso de los chicos con discapacidad intelectual o cognitiva, con déficit de atención o con trastorno de espectro autista, el manejo de las herramientas de comunicación más frecuentes entre sus pares –las conversaciones por WhatsApp o incluso las redes sociales- puede resultar muy complejo: como se producen
todas las charlas al mismo tiempo, no terminan de develar quién habla en cada momento o por qué alguien en particular no contesta un mensaje específico.
Una buena solución es elegir un grupo de amigos –preferentemente esos chicos que siempre estuvieron disponibles para colaborar, acompañar y ayudar- y que mantenga una rutina de comunicación uno a uno con ellos, uno cada día por ejemplo, siguiendo la línea de conversaciones que se estén dando en el chat general.
Tal como ocurre con los docentes y los profesionales de apoyo, lo ideal es que utilicen alguna
herramienta de videollamada. El objetivo es que puedan compartir sus sensaciones, sus emociones y las actividades que realizan para que se afiance el vínculo de compañerismo
y amistad que se desarrolló cuando estaban en un mismo ámbito físico.
Otorgar confianza
Algunos chicos, frente al distanciamiento y aún habiendo tenido que modificar su rutina diaria, experimentarán menores niveles de hostilidad. Se sentirán más resguardados y cómodos sin los estímulos del exterior, muchas veces desafiantes a la hora de intentar una jornada escolar plena y tranquila. Se ven muchos casos de niños y adolescentes que la pasan mejor en su hogar.
¿Cómo se puede potenciar esta situación para que actúe a su favor? Otorgándoles confianza, permitiéndoles verbalizar su estado de ánimo y que puedan ganar seguridad.
Son épocas para sembrar, para listar sus logros, su capacidad de adaptación al cambio y los aprendizajes ganados.
Aprendimos mucho sobre qué le hace bien a nuestro hijo y eso nos ayuda a plantear nuevos esquemas en vista al regreso a las aulas presenciales. Se presentó un escenario muy difícil, no permitamos que el contexto nos impida tomar nota de todo lo bueno que está surgiendo.