Trop manger


Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello



Siempre te digo que comer es un viaje. Ese paseo por las rutas de sabores que se mezclan de un modo único en cierto espacio de tu mundo. Replicar ese camino que recorriste en un sitio preciso es una utopía compleja de alcanzar. Sin embargo, están esas magias que en una simbiosis misteriosa te ponen imaginariamente en una esquina de otro lado.   Morgan Chauvel es ingeniero, como tal trabajó para el gobierno de Perú en Argentina. Durante estos 10 meses – y fue una sorpresa para el, se dio cuenta que el pan no era una tradición únicamente francesa. Descubrió que los argentinos comen mucho pan. Pero la calidad no siempre es una condición.
Después de un año de formación de panadero en Francia, volvió a Buenos Aires y creó Cocu. Un proyecto que abrió sus puertas el 14 de Diciembre del 2012 en la calle Malabia. Dos días antes de mi cumpleaños! Toda una señal.
Es una de esas manos amigas que siembra tradiciones de palabra. Esos puentes que, una vez que se tienden, están allí formando vínculos.
Cocu, que arrancó como panadería y hoy es una plenitud de boulangerie, es un paraíso francés. Es el reducto que te quisieras encontrar cuando cerrás los ojos y te imaginás tu camino hacia el Louvre.
Una esquina luminosa como el Museo de Orsay en pleno junio. Con mesitas afuera, pastelería tentadora al alcance de los ojos, menú en pizarra y todos productos que no te defraudan. 
Panes, facturas, postres para llevar o sentarse en un amplio salon con un café acompañado de croissants y toastadas, o degustar de combinaciones para el almuerzo: sandwiches, ensaladas, tartas… mientras no podés dejar de mirar al panadero que reliza la horneada como en un palco de honor.
La magia sucede. Hay mucha inspiración y pasión en el hacer. Y, como si fuera poco, son de esos sitios que llegás a conocer y volvés, volvés, volvés.