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La desaparición de una familia entera paralizó al país en 2009. Tres semanas después, la verdad salió a la luz: un accidente que la investigación tardó en ver y que expuso graves fallas policiales.
El 14 de noviembre de 2009, la familia Pomar–Viagrán inició un viaje desde su casa de José Mármol hacia Pergamino. Lo que debía ser un recorrido habitual se transformó en uno de los episodios más conmocionantes de la Región: ese mismo día perdieron contacto con su entorno y comenzó una búsqueda desesperada que mantuvo en vilo al país durante semanas.
Mientras el misterio crecía, surgieron múltiples versiones: desde una supuesta fuga por problemas económicos hasta hipótesis más complejas. Ninguna era certera. La verdad recién aparecía el 8 de diciembre, cuando un operativo finalmente encontró —a un costado de la ruta 31, en Gahan— los cuerpos de Fernando Pomar, Gabriela Viagrán y sus hijas Pilar (3) y Candelaria (6).
Los restos estaban en avanzado estado de descomposición, lo que confirmó que la familia había fallecido el mismo día del viaje. La autopsia reveló detalles estremecedores: Gabriela logró arrastrarse hasta donde estaba Fernando antes de morir, un dato que marcó para siempre la memoria del caso.
El hallazgo abrió una nueva polémica: ¿cómo una zona que había sido rastrillada varias veces nunca detectó el vehículo Fiat Duna Weekend en el que viajaban? La respuesta judicial llegó años más tarde. En 2017, los policías Daniel Fabián Arruvito y Luis Quiroga fueron condenados por “falsedad ideológica de instrumento público”, tras comprobarse que habían falsificado actas de rastrillaje. El exteniente Benito Barcos fue absuelto.
En aquel momento, los tres se desempeñaban en la Patrulla Rural de Pergamino y en el destacamento de Gahan, a solo 20 kilómetros del lugar donde finalmente apareció la familia. La Justicia calificó su accionar como un acto de desidia, un error grave que retrasó la resolución del caso y mantuvo viva la angustia durante tres largas semanas.
A 16 años del episodio, el caso Pomar sigue siendo una herida abierta, un recordatorio de la importancia de investigaciones rigurosas y de los dolores que deja una verdad que tardó demasiado en emerger.
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