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El piloto argentino Franco Colapinto puso a prueba su habilidad en una simulación del mítico circuito de Mónaco. Rozó dos veces la pared, despertó advertencias en Alpine y anticipa un fin de semana cargado de presión y lluvia.
En la antesala del legendario Gran Premio de Mónaco, Franco Colapinto se subió a un simulador de la escudería Alpine, donde demostró no solo su velocidad, sino también los peligros que encierra uno de los trazados más complejos de la Fórmula 1.
Durante la demostración, transmitida como parte de las actividades promocionales del equipo, el joven piloto argentino protagonizó dos momentos críticos: primero, un roce con la pared en la curva inicial; luego, otro susto en la chicana posterior al túnel. Ambos episodios resaltaron la exigencia quirúrgica del circuito monegasco, donde un mínimo error puede arruinar una vuelta perfecta.
Lejos de tratarse de un simple videojuego, la simulación sirvió como advertencia real. El asesor deportivo de Alpine, Flavio Briatore, no tardó en remarcar que Colapinto deberá ser más cuidadoso si quiere completar la carrera sin sobresaltos: “En Mónaco, un toque significa abandonar”, dijo.
Además del reto técnico, se suma un factor climático: las previsiones apuntan a lluvia durante la clasificación del sábado, lo que podría convertir la pista en una trampa aún más peligrosa. Para Colapinto, cada minuto será clave para dejar una buena impresión y ganar confianza.
El desafío está planteado: precisión, sangre fría y estrategia. Mónaco espera, y Franco ya sabe lo que puede pasar si no respeta cada centímetro del circuito.
Foto: La Nación