Sociedad | Una causa que será histórica
El periodista Diego Cabot recordó cómo la entrega de los cuadernos por parte del chofer Oscar Centeno dio origen a una de las causas más impactantes de la historia argentina. Reveló detalles del trabajo periodístico, las presiones y la persecución que sufrió por exponer un sistema de sobornos "tan primitivo como efectivo".
La historia que destapó uno de los mayores escándalos de corrupción en Argentina comenzó con una decisión desesperada: Oscar Centeno, chofer de un funcionario del Ministerio de Planificación, entregó sus cuadernos con registros minuciosos de años de sobornos. Aquellos escritos llegaron a manos del periodista Diego Cabot, quien lideró la investigación publicada por La Nación y conocida como la Causa de los Cuadernos de las Coimas.
En una entrevista con Radio Rivadavia, Cabot relató que el material llegó a él a través de un allegado a Centeno, preocupado por posibles allanamientos. Lo que siguió fue un proceso exhaustivo de verificación: reconstrucción de datos, cotejo de fechas, viajes, registros de la Quinta de Olivos y cada uno de los nombres mencionados. “Fue un trabajo artesanal, de paciencia y precisión”, explicó el periodista.
Cabot señaló que la evidencia resultaba tan gráfica y tangible —bolsos, dinero en efectivo, recorridos— que el público comprendió con facilidad la dimensión del caso. “La cosa tan primitiva de llevar el bolso a buscar la recaudación lo hizo imaginable para todos”, sostuvo.
Sin embargo, la investigación tuvo un costo personal. El periodista describió una etapa de hostigamiento político y judicial, con intentos de hackeo, seguimientos, robos y presiones por parte de empresarios involucrados. “Intentaron abrir mi teléfono, pidieron cámaras de seguridad del diario, me siguieron. Fueron momentos de mucha soledad”, recordó.
Pese a ello, la investigación avanzó y desarticuló un entramado de corrupción que vinculó a funcionarios y contratistas del kirchnerismo. Cabot confesó que al inicio dudó del alcance del caso, pero la consistencia de los datos le confirmó que se trataba de algo “muy grande”. Su decisión de no publicar de inmediato fue clave: “Si lo hacía antes, podía convertirme en parte de una extorsión”.
Respecto a las críticas de Cristina Fernández de Kirchner, quien calificó la causa como “la de las fotocopias”, Cabot fue contundente: “Me tiene sin cuidado. Dijo que armé un grupo de tareas. Hubo una agresión política fuerte, pero la investigación resistió porque era sólida”.
Hoy, la causa sigue abierta y representa un símbolo del periodismo de investigación en el país. La confesión de un chofer y el rigor de un periodista terminaron por exponer un sistema que, durante años, se movió entre bolsos, poder y silencio.