Sociedad | En una estancia de su propiedad
La Reina de Países Bajos ya se instaló junto a su familia en una estancia de su propiedad en la Patagonia. Su regreso al país reaviva, una vez más, el interrogante sobre una posible visita a Pergamino, donde mantiene lazos familiares y afectivos.
La Reina Máxima de Países Bajos, de origen argentino, llegó este viernes a San Carlos de Bariloche para pasar Año Nuevo junto a su esposo, el rey Guillermo, y sus hijas Catalina, Alexia y Ariane. La familia real se instaló en la estancia Pilpilcurá, una propiedad ubicada a unos 75 kilómetros del centro de la ciudad, donde suele pasar las Fiestas cada verano.
El arribo se produjo poco después del mediodía en el aeropuerto Teniente Luis Candelaria, en un vuelo privado procedente de El Calafate, y estuvo acompañado por un importante operativo de seguridad. Desde allí, el grupo se trasladó directamente a la estancia, donde ya los esperaba María del Carmen Cerruti, madre de la Reina.
La presencia de Máxima en Bariloche se ha vuelto una postal habitual de fin de año, aunque no deja de generar expectativa entre vecinos y turistas, atentos a cada movimiento de la monarca argentina más famosa del mundo.
Pero, como ocurre cada vez que pisa suelo nacional, surge un interrogante que resuena especialmente en el norte bonaerense: ¿habrá una pasada por Pergamino?
Sin confirmaciones oficiales y lejos de cualquier anuncio formal, la pregunta se instala de manera natural. Máxima mantiene vínculos familiares y amistades en la ciudad, lo que alimenta —aunque sin sustento periodístico— la posibilidad de una visita discreta, lejos de los flashes y protocolos.
Por ahora, la Reina disfruta del descanso patagónico y del entorno familiar. El resto, como tantas veces, queda en el terreno de las especulaciones y la ilusión local.
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