05/09/2006 - Washington - Los tres países dijeron no al proyecto impulsado por el director gerente, Rodrigo Rato, cuando se llevó a votación en el Consejo Ejecutivo del organismo el pasado jueves.
Además, 33 países se abstuvieron, entre ellos Egipto, Arabia Saudí, Malasia e Irán. El Fondo Monetario Internacional (FMI) no ha divulgado oficialmente el escrutinio.
Según Buira, en los procedimientos del directorio, en el que están representados los 184 países miembros del organismo, "abstenerse es algo muy inusual y votar en contra es algo extraordinario".
A pesar del rechazo de los tres países, el Consejo Ejecutivo aprobó un programa de reforma que prevé un aumento inmediato del voto para México, Turquía, China y Corea del Sur, y una revisión posterior de la fórmula que reparte el poder en el seno del organismo.
"No es que los países en desarrollo no quieran la reforma, es que esto es una tomadura de pelo", afirmó el mexicano Buira, que coordina el trabajo del G24, un grupo al que pertenecen Argentina, Brasil e India, así como otros países en desarrollo.
"Para que el Fondo recupere la credibilidad perdida y sea creíble, tienen que hacerse modificaciones de fondo y no sólo arreglos cosméticos", añadió.
Esas tres naciones se opusieron al proyecto porque, según Buira, las propuestas planteadas para la revisión de la fórmula podrían perjudicar a muchos países que ya de por sí están poco representados en los órganos de decisión del Fondo.
En cambio, en un encuentro con un pequeño grupo de periodistas, Rato destacó hoy que el proyecto de reforma recibió "más de un 90 por ciento" del voto.
"Creo que hay un respaldo muy amplio para esto y no sólo por parte de las economías desarrolladas, porque el 90 por ciento del voto es un voto sustancial", dijo el director gerente.
En conjunto, la Unión Europea, Estados Unidos y Japón cuentan con algo más del 55 por ciento del voto.
En su intervención, Rato resumió algunas de las ideas que se barajan para modificar la fórmula.
Explicó que algunos países con economías grandes -Estados Unidos en particular- quieren que tenga más peso el Producto Interno Bruto (PIB). Naciones con economías pequeñas pero muy dinámicas desean que cuente más el grado de apertura del país, que es una variable ya muy importante en la fórmula actual.
Pero Buira afirma que estos parámetros mantienen "un sesgo muy fuerte contra los países en desarrollo".
El G24 se opone a que se usen medidas de apertura en la nueva ecuación del Fondo, pues benefician principalmente a países europeos pequeños como Bélgica o Luxemburgo, cuyo volumen de importaciones y exportaciones es muy alto como porcentaje de su PIB.
Estas naciones ya tienen una representación excesiva en el Fondo en relación al peso de sus economías en el mundo.
En cambio, los países en desarrollo llevan años pidiendo, a través del G24, que la fórmula asigne el voto a cada país en base al PIB medido como paridad de poder de compra y no en base al tipo de cambio de mercado, como el FMI hace actualmente.
La diferencia entre un cálculo del PIB u otro puede parecer un detalle técnico, pero los resultados son palpables.
El PIB es la suma de los precios de todos los bienes o servicios producidos en un país en un año. Por ejemplo, la venta de una taza de café en Washington aumenta en 2,40 dólares el PIB de EEUU.
En Sao Paulo un café en un establecimiento similar cuesta 2 reales, que al cambio equivale a un dólar, pero eso no significa que por la venta de la misma taza EEUU sea más rico que Brasil. De hecho, es probable que el café brasileño sea mejor.
El PIB medido como paridad de poder de compra elimina ese efecto engañoso de las diferencias de precios. Según ese baremo, el PIB de Brasil fue de 1.556 billones el año pasado, mientras que calculado en base al tipo de cambio sólo alcanzó los 618 billones de dólares.
A más PIB, mayor poder en el FMI. EFE