27/09/2006 - Buenos Aires - La ministra de Economía, Felisa Miceli, y el presidente del Banco Central, Martín Redrado, informaron en rueda de prensa de que las reservas internacionales cerraron hoy en 28.125 millones de dólares.
Argentina canceló toda su deuda con el FMI el 3 de enero pasado echando mano de sus reservas monetarias, que ese día bajaron drásticamente de 28.078 millones de dólares del cierre del día previo a 18.579 millones de dólares.
"A nueve meses de pagarle al FMI podemos decir con orgullo que hemos recuperado las reservas", dijo el presidente argentino, Néstor Kirchner, en un acto en la Casa de Gobierno en el que repasó las "fortalezas" de la economía del país.
Por su parte, Redrado sostuvo que la acumulación de reservas fue "gradual", siguiendo "criterios de responsabilidad y prudencia monetaria" y "producto de los dos ejes centrales de la política económica, que son el superávit fiscal y el superávit comercial".
Para mantener alto el tipo de cambio, el Banco Central argentino interviene diariamente en el mercado cambiario local, absorbiendo los dólares excedentes de las liquidaciones de exportaciones, compras que van a engrosar sus reservas monetarias.
El pago anticipado de las deudas que hasta el 2008 tenía Argentina con el FMI fue considerado por el Gobierno de Kirchner como un "paso trascendental" con "alto valor político y simbólico" para "recuperar la autonomía en las decisiones económicas".
Argentina sigue siendo miembro del organismo de crédito aunque tras la cancelación de su deuda ya no está sujeta a las minuciosas revisiones trimestrales de sus cuentas ni debe cumplir con las estrictas metas cuantitativas y otros compromisos que le imponía el Fondo.
Sin embargo, en la última revisión anual de la economía argentina difundida por la entidad con sede en Washington en agosto pasado, el Consejo Ejecutivo del FMI instó a Buenos Aires a que ajuste su política fiscal y monetaria para frenar las presiones inflacionarias.
En lo estrictamente monetario, el organismo recomendó una mayor flexibilidad en los tipos de cambio, lo que supondría para el Banco Central argentino dejar de lado sus intensivas compras de dólares en la plaza local.
Pero en sus últimas apariciones públicas, Miceli defendió como un "pilar de la política económica" que el Banco Central compre dólares para aumentar las reservas y mantener alto el tipo de cambio, para favorecer las exportaciones.
La ministra dijo que sin esta intervención, el precio del dólar caería a 2,30 pesos por unidad respecto a los actuales 3,12 pesos, el valor más alto de la divisa estadounidense desde julio del 2003.
Para Redrado, el actual "esquema de flotación administrada", con "énfasis en la acumulación de reservas", es "una forma adecuada de comprar un seguro propio frente a crisis de liquidez".
Miceli ha destacado en varias oportunidades que el pago al Fondo permitió a Argentina "recuperar grados de libertad" para dejar atrás las políticas de ajuste "que condujeron a la ruina económica del país".
Para el Gobierno de Kirchner, esa cancelación se tradujo en una "reducción sensible" de las necesidades de financiación en el corto plazo y permitió un "sustancial ahorro" de intereses.
En junio del 2005, seis meses antes del pago al Fondo, Argentina ya había dado un paso importante en la reducción de su deuda al concretar un canje con el que achicó en un 65,4 por ciento pasivos por 102.000 millones de dólares en bonos impagos, una operación que se constituyó en la mayor reestructuración de la historia moderna.
La deuda pública argentina, que a finales del 2004 era de 191.000 millones de dólares, bajó tras el canje y el pago al FMI a 104.364 millones de dólares.
Argentina, que cumplirá en el 2006 cuatro años con altas tasas de crecimiento en su PIB, ha vuelto a colocar deuda en los mercados financieros, mientras Venezuela hizo repetidas compras de bonos argentinos, con lo que el país no tuvo sobresaltos en estos meses para hacer frente a sus compromisos.
Adicionalmente, los títulos argentinos recuperaron valor de la mano del interés inversor por activos de mercados emergentes. EFE