20/09/2007 - Buenos Aires (EFE).- El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) precisó que a finales de junio pasado 5,6 millones de argentinos que habitan en zonas urbanas no alcanzaban a satisfacer sus necesidades mínimas de alimentación, salud, vivienda, educación, transporte y otros servicios básicos.
El 8,2 por ciento de la población urbana, lo que equivale a 1,9 millones de personas, es indigente, es decir que ni siquiera puede alimentarse adecuadamente, según el Indec.
A finales del junio pasado, se consideraba pobre a una familia de cuatro miembros con ingresos mensuales inferiores a 923,47 pesos (unos 291,3 dólares).
La pobreza en Argentina ha disminuido progresivamente desde el extremo del 57,5 por ciento que registró en octubre de 2002, tras el estallido de la última crisis económica, una de las más severas que ha vivido el país.
"Me vuelve a la memoria el 60 por ciento de pobreza que teníamos (durante la crisis económica de 2002) y llegamos al 23 por ciento, es decir, 37 puntos menos", dijo hoy el presidente argentino, Néstor Kirchner, en un acto en las afueras de Buenos Aires.
La medición que realiza semestralmente el Indec tiene en cuenta el nivel de vida en los 28 centros urbanos más poblados del país.
Esta porción equivale al 70 por ciento de la población urbana de Argentina, que es de 24,1 millones de habitantes.
La población total del país es de 36 millones de habitantes, según daros oficiales.
El noreste de Argentina es la zona más castigada, con una tasa de pobreza del 41 por ciento y un 17,2 por ciento de sus habitantes por debajo de la línea de la indigencia.
En esta región, la ciudad más afectada es Resistencia, en la provincia de Chaco, donde la pobreza alcanza al 45,6 por ciento de la población.
Los menores niveles de exclusión se registraron en la ciudad de Buenos Aires, con un 11,6 por ciento de pobres; la Patagonia (sur), con un 12,9 por ciento, y la región pampeana (centro del país), con un 19,5 por ciento.
Horas antes de la difusión de estos datos, los trabajadores del Indec realizaron una nueva protesta frente a la sede del organismo oficial, seriamente cuestionado por los cambios metodológicos que introdujo este año en algunas mediciones clave, como la inflación y los indicadores sociales, que han puesto en duda la fiabilidad de las cifras oficiales. EFE