16/07/2008 - Es todo un paradigma. General Motors ha sido desde hace décadas una de las quintaesencias del corazón industrial de Estados Unidos. Se solía decir que lo que es bueno para General Motors es bueno para Estados Unidos. No podía existir mayor nivel de complicidad entre una nación y una empresa.
El paradigma es que Estados Unidos está matando a General Motors.
Uno de los ejemplos gráficos más espeluznantes de este paradigma es que mientras General Motors acumula ventas anuales en todo el mundo de 181.000 millones de dólares, su valor en bolsa en los últimos días se sitúa ligeramente por encima de los 5.000 millones de dólares.
Mientras General Motors registra ventas récord en prácticamente en todas las regiones del mundo, en Estados Unidos la empresa está menguando a una velocidad que solo supera su Corvette ZR1, uno de los vehículos de producción más rápidos del mundo.
Por ejemplo en Suramérica, General Motors incrementó sus ventas un 17 por ciento en segundo trimestre del año. En África el aumento fue del 36 por ciento y en Oriente Medio de un 7 por ciento.
En los llamados mercados emergentes, como Rusia, China, India y Brasil, General Motors es el principal productor de automóviles extranjero. Y en Europa, aunque en el sector occidental la situación está estancada, en el oriente General Motors está pisando fuerte el acelerador.
Pero poco importa lo que pase fuera de Estados Unidos porque en su hogar, General Motors no levanta cabeza.
Es cierto que en la mayor economía del mundo, la situación económica es grave y que todo el sector del automóvil está siendo machacado por la combinación de precios récord de la gasolina y los temores de los consumidores a una recesión.
Sin embargo, los resultados de General Motors son peores que los de la media del sector. En los seis primeros meses del año, las ventas del sector del automóvil en Estados Unidos han caído un 10 por ciento. Las de General Motors un 16 por ciento.
Más grave aún es por donde General Motors está perdiendo sangre. En la categoría de camionetas, la que engloba "pickup", todo terreno, monovolúmenes y furgonetas. En esta categoría las ventas de General Motors en el primer semestre del 2008 se han reducido un 21 por ciento.
A diferencia de los fabricantes asiáticos, General Motors -y por extensión Ford y Chrysler aunque en menor medida- dependen mucho más de las ventas de "pickup" y todo terreno que de las de autos.
La razón es sencilla: el margen de beneficio de la venta de un todo terreno es mucho mayor que el de la venta de un auto. Así que durante años, General Motors y sus compañeros de Detroit se esforzaron en promover la venta de estos vehículos. Como señala el viejo dicho, pusieron todos los huevos en la misma cesta.
Y cuando la cesta se cayó...
Siguiendo el misma lógica, lo que es malo para General Motors es malo para Estados Unidos. La compañía anunció el martes una nueva ronda de "difíciles" medidas para sobrevivir la crisis. Más recortes, más eliminación de empleos, menos camionetas.
Básicamente lo que el consejero delegado de la empresa, Rick Wagoner, anunció fueron medidas para resistir un prolongado asedio. Si los muros de la fortificación resisten los embates de la crisis y si la crisis no dura más de lo que los directivos calculan, General Motors podrá reconstruir la ciudadela.
Mientras, las ventas de camionetas -que incluyen "pickup" y todo terrenos, los vehículos más rentables del fabricante- se han reducido un 21 por ciento en el primer semestre, y las de automóviles bajaron un 9 por ciento.
En conjunto, en lo que va del año las ventas de GM en Estados Unidos se han reducido un 16 por ciento, seis puntos más que la caída experimentada por el sector.
Parece que la íntima relación entre General Motors y el consumidor estadounidense está seriamente dañada. O al menos, los conductores norteamericanos han perdido interés en lo que GM les tiene que ofrecer. EFE