21/07/2008 - El grupo español Marsans devuelve a Argentina la empresa, tras una gestión marcada en los últimos años por conflictos sindicales y problemas financieros para mantener adecuadamente sus 67 aviones, de los cuales 37 no pueden volar.
Las constantes cancelaciones de vuelos alteraron a los usuarios, un 70 por ciento de los cuales, según un reciente sondeo privado, está de acuerdo con que la empresa regrese a manos argentinas.
El 35,7 por ciento de los encuestados por la consultora privada Ibarómetro quiere que la aerolínea pase a ser controlada finalmente por capitales privados locales, y un 34,7 por ciento preferiría que quedara en poder del Estado.
Según cálculos de la prensa argentina, la compañía pierde entre 25 y 30 millones de dólares mensuales.
Además, la empresa acumula deudas por 890 millones de dólares, entre obligaciones pendientes con bancos, con el Estado, proveedores, tasas aeroportuarias, salarios y billetes vendidos por adelantado.
Representada por seis poderosos sindicatos, Aerolíneas tiene una plantilla de unas 8.500 personas, un número muy superior al necesario para operar una flota, cuyo 50 por ciento no puede volar por falta de mantenimiento.
Una veintena de aviones tiene una antigüedad promedio de veinte años y Marsans incumplió su compromiso de renovar la flota alegando que el Gobierno argentino no le facilitó impulsar la compañía, afectada por la congelación de tarifas durante cuatro años y por la subida del combustible, que el Estado subsidia desde hace dos años.
Según fuentes sindicales consultadas por Efe, renovar la flota de Aerolíneas y su subsidiaria para vuelos domésticos, Austral, costaría unos 400 millones de dólares.
Ésta no es la primera vez que una situación crítica sacude las turbinas de la empresa, que perteneció al Estado argentino desde su fundación, a finales de 1950, hasta su venta a la española Iberia, en 1990.
En 1996, su gestión fue cedida a la estadounidense American Airlines, y un año más tarde, a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) de España.
En medio de la crisis de Aerolíneas por millonarias pérdidas acumuladas, el 2 de octubre de 2001, la SEPI vendió la empresa al Grupo Marsans y a Air Plus Comet, y se nombró como responsable de la gestión al entonces presidente de esta última, Antonio Mata.
El empresario español logró llegar a un acuerdo con la mayoría de los acreedores y presentó balances con ganancias entre 2002 y 2004, pero su carácter no cuajó con el de los líderes de los sindicatos.
Mata dejó la dirección de Aerolíneas Argentinas en julio de 2006, tras críticas contra el Gobierno argentino que le enfrentaron con sus socios en Marsans, Gonzalo Pascual Arias y Gerardo Díaz Ferrán.
En agosto de 2006, ambos empresarios compraron el 30 por ciento que Mata tenía en Marsans, lo que marcó su salida de la línea de bandera argentina y de Air Plus Comet, sociedad que controla Aerolíneas y sus filiales y en la que Pascual y Díaz Ferrán ya poseían el 70 por ciento.
La salida de Mata dio un breve respiro al conflicto sindical, que se recrudeció de nuevo, con sucesivas huelgas y otras medidas de fuerza, que dejaron a miles de pasajeros tirados en los aeropuertos.
En este contexto, el Gobierno argentino negoció con Pascual y Díaz Ferrán un aumento de la participación estatal desde el 1,59 al 5 por ciento, que fue aprobado en noviembre de 2006, con la posibilidad de extenderla.
En mayo pasado de 2007, Marsans selló un acuerdo para vender Aerolíneas al empresario argentino-uruguayo Juan Carlos López Mena, propietario de la naviera Buquebús, pero la operación no prosperó.
Aunque López Mena nunca expuso sus razones públicamente, la prensa local señaló que el empresario cambio de opinión cuando analizó la penosa situación de la empresa.EFE